“El cáncer de mama ha hecho limpieza en mi vida, ya no me quejo por tonterías”

“La prevención es esencial”. Chus y Mari Carmen están de acuerdo. Ambas son dos ejemplos de superación del cáncer de mama y han decidido aprovechar su experiencia promoviendo la Asociación de Cáncer de Mama de la Comunidad de Madrid (ASCAMMA), una organización dirigida a las miles de mujeres que se enfrentan a esta enfermedad cada año.

Este tipo de cáncer es el más frecuente en la mujer, con una incidencia anual de unos 16.000 casos en España -entre los que sólo se contabilizan los detectados en centros sanitarios públicos-, que constituyen el 30% de todas la patologías oncológicas femeninas, según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).

“Los momentos más duros son al principio, cuando no sabes a lo que te enfrentas”, confiesa Chus Lacambra, secretaria de la organización. A los 40 años le detectaron dos tumores en una mama con metástasis en la axila. El diagnóstico fue un ‘triple negativo’, un tipo de cáncer muy poco frecuente que tan sólo representa un 0,5% de los casos. Dos meses antes le habían quitado el útero a causa de otra patología.

“Cada tumor tiene un apellido diferente, el tratamiento que cura uno no es igualmente válido para otro”, explica Chus, que fue operada y sometida a 8 ciclos de quimioterapia y 30 de radioterapia. Desde entonces han transcurrido ya 5 años. Ahora está clínicamente curada y se somete a revisiones cada seis meses. “Para mí lo peor fue la ‘quimio’, es ahí cuando me di cuenta realmente de que estaba enferma”, recuerda.

Chus, que se considera una “mujer positiva y afortunada”, subraya que “hoy en día el cáncer no es sinónimo de muerte” y habla de la “oportunidad” que esta enfermedad le ha ofrecido: “Ha hecho limpieza en mi vida, ya no lloro prácticamente nunca, ni me quejo por tonterías”, asegura.

Un enfermedad "por sorpresa"

Su amiga y vicepresidenta de ASCAMMA, Mari Carmen Ferreiro, suscribe sus palabras. “Si te esfuerzas puedes sacar muchas cosas positivas para darle un cambio a tu vida”, afirma. “Tu perspectiva y tus prioridades cambian. Te haces más sensible, más humana y más solidaria”, sostiene Mari Carmen, aunque reconoce que cuando le diagnosticaron la enfermedad no veía así las cosas.

Su caso es más reciente. Fue operada de un tumor en una mama el año pasado y finalizó la radioterapia en mayo. Tras ello ha iniciado un tratamiento hormonal que la mantendrá “protegida” durante los próximos 10 años.

“A mí me pilló por sorpresa”, asegura Mari Carmen, que acudió al médico porque sentía un cansancio crónico y “subsistía a base de cafés”. Tras someterse a revisiones y pruebas de diverso tipo le dijeron que tenía un tumor en la mama. “El ginecólogo me lo tuvo que repetir varias veces porque no lo asimilaba”, reconoce.

Dos semanas después fue operada. “No tuve tiempo ni de informarme, ni sabía dónde dirigirme”, se lamenta. Precisamente con la finalidad de suplir las carencias informativas que todavía existen, Mari Carmen se ha convertido ahora en una de las impulsoras del proyecto de ASCAMMA.

Tanto ella como Chus insisten en la importancia de las mamografías y de la autoexploración. Desde la asociación reclaman “una atención multidisciplinar por parte de los servicios sanitarios”. “La paciente debe recibir atención de diversos profesionales y ésta debe estar coordinada”, destacan.

“Nosotras no somos oncólogos, pero hemos vivido la enfermedad en primera persona”, subraya Chus. “Hay muchos aspectos importantes en el día a día de la enfermedad y eso es lo que pretendemos transmitir a los afectados”, matiza.

Ambas insisten en que el apoyo del entorno inmediato es fundamental. Para Mari Carmen resulta vital “el cariño de tu familia, tus amigos y, sobre todo, de tu pareja."  “Las llamadas y los mensajes de aliento también forman parte de la terapia”, concluye.

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