Una tienda de muebles de Eastbourne, ciudad costera del sur de Inglaterra, tiene un cartel en su entrada con una curiosa advertencia: "Este establecimiento no permite la entrada a estudiantes extranjeros".

Chris Moffet, gerente de la tienda de mobiliario para el hogar 'Perfect Homes', explica que se ha visto obligado a esta medida después de que, según declaraciones hechas a la BBC, varios de sus muebles se viesen dañados por culpa de grupos de estudiantes extranjeros que entran en su local para comer en los sofás o tomarse un café en sus mesas.

En caso de que se alguno de los afectados realizase una denuncia contra la tienda, en virtud de las leyes de relaciones raciales, ésta podría verse económicamente muy afectada, anuncia en la BBC el abogado Paul Gilbert: "Las indemnizaciones contra los afectados serían muy cuantiosas si llegasen a producirse y si el tema fuese a un tribunal", asegura.

Al dueño de la tienda le trae sin cuidado esta advertencia legal: "No estoy dispuesto a que sigan dañando mis productos". Piensa mantener el anuncio en la puerta, en el que se explica que la medida se ha llevado a cabo "por culpa de unos pocos estudiantes que han derramado bebidas y basura en muebles y suelo".

Eastbourne cuenta con 25 escuelas de idiomas y alrededor de 25.000 estudiantes extranjeros visitan la ciudad cada año, contribuyendo, según datos recogidos en BBC, con cerca de 12 millones de libras a la economía del municipio.