Las iniciativas locales sustituyen la falta de recursos estatales contra el sida en África

  • Abuelas contra la Pobreza y el Sida(GAPA)y Bike Town Africa son dos ejemplos de actuaciones comunitarias de apoyo a la población.
  • La crisis económica está agravando la falta de recursos de algunos países africanos para combatir la propagación del VIH en el continente.
  • FOTOGALERÍA: La lucha contra el sida y la pobreza.
Un grupo de niños de Ciudad del Cabo posan sonrientes
Un grupo de niños de Ciudad del Cabo posan sonrientes
JOAN F. DOMENE
Un grupo de niños de Ciudad del Cabo posan sonrientes

Constance Sohemna perdió a su hija de 25 años en 1999 por culpa del sida. Su sobrino, de 40, está en tratamiento por el VIH. El maléfico virus forma parte de su vida cotidiana como la pobreza que la rodea o el sol que luce en Khayelitsha, uno de los innumerables poblados marginales de población negra que se levantan alrededor de Ciudad del Cabo a los que se conoce como Townships.

En ese mar de chabolas construidas de madera, chapa o unos pocos ladrillos mal colocados viven cerca de un millón de personas.

Pero Constance es una mujer feliz pese a todo. A sus 65 años forma parte de un grupo de abuelas intrépidas que han decidido declararle la guerra al sida y dar apoyo a las mujeres que, como ella, tienen que hacerse cargo de sus nietos huérfanos por culpa de la letal epidemia que se ha llevado a sus hijos.

Abuelas contra el Sida Junto a otras decenas de mujeres mayores de 50 años del poblado, forma parte de Abuelas contra la Pobreza y el Sida (GAPA, en inglés). La asociación creada en 2001 les ofrece la posibilidad de realizar talleres de actividades artesanales que les permiten generar algunos ingresos para sobrellevar mejor la dura tarea que tienen asignada.

GAPA gestiona también desde 2008 un centro educativo donde las abuelas atienden a un centenar de niños de 6 a 14 años -algunos infectados por el virus del sida (VIH) o que tienen padres que lo padecen- fuera del horario escolar. Sólo hace falta ver la cara de alegría de los pequeños y su cariño por las abuelas para comprobar los efectos beneficiosos de su labor.

Afortunadamente, cuentan con el apoyo de organizaciones benéficas como la Fundación Bristol-Myers Squibb (BMS) a través del programa Secure the Future (Asegurar el futuro), que este año cumple su décimo aniversario.

Pese a las contrariedades que día a día deben afrontar, las abuelas de GAPA desbordan ilusión y reciben con sus vestidos más coloridos la visita de los directores del programa a los que agasajan con una gran fiesta, cantos y danzas tradicionales. Así transmiten la esperanza en el futuro de un país, Sudáfrica, donde 5,7 millones de personas están infectadas con el VIH.

Falta de recursos y trabajo sobre el terreno

En un momento donde la crisis económica amenaza con hacer retroceder los planes gubernamentales para combatir el sida, como recordó el presidente del Congreso Mundial de Sida que se celebra en Ciudad del Cabo, las iniciativas locales y el trabajo comunitario sobre el terreno de organizaciones como GAPA, con el apoyo de fondos privados, se hace aún más necesario.

Secure de Future ha destinado 150 millones de dólares (107 millones de euros) a 240 proyectos en 20 países africanos a lo largo de esta década para potenciar la prevención y reducir el impacto de la enfermedad en los afectados por el VIH.

A esa cantidad hay que sumar 1,3 millones de dólares (920.000 euros) adicionales que, según acaba de anunciar BMS, se dedicarán a nuevos programas en Sudáfrica, Burundi, la República Democrática del Congo, Níger, Togo, Liberia, Mali, Zambia y Marruecos.

Desde 2008 el programa está concentrando la mayor parte de sus esfuerzos en proteger a la población infantil y apoyando iniciativas que, como GAPA, velan por el futuro de los niños.

Para conseguirlo, la Fundación busca la complicidad de las comunidades locales y la colaboración de las autoridades sanitarias, que en los países en desarrollo cuentan con escasos recursos para combatir la epidemia. Un problema grave si se tiene en cuenta que 22 millones de infectados por el sida -dos tercios del total mundial- viven en países subsaharianos. Casi dos millones, tienen menos de 15 años.

La bicicleta, un arma poderosa

En esa misma línea de completar los insuficientes recursos públicos destinados a frenar la extensión del VIH, Secure the Future colabora en el programa Bike Town Africa. Setrata de una iniciativa que ha hecho llegar 2.000 bicicletas a profesionales sanitarios que trabajan en zonas rurales de Botswana, Suazilandia, Namibia y Sudáfrica y que hasta ahora realizaban su trabajo recorriendo a pie largas distancias.

Una simple bicicleta se convierte en una poderosa arma para combatir el sida ya que así pueden visitar a muchos más pacientes, suministrarles el tratamiento adecuado, y además reparten material educativo para evitar la propagación del virus.

Lo confirma la directora del Centro Paliativo Butterfly de Drakenstein (unos 50 km al oeste de Ciudad del Cabo), Elizabeth Scrimgeour, que acaba de recibir seis de esas bicicletas. "La esperanza nos da alas", asegura satisfecha de contar con nuevos medios para una tarea que requiere de grandes esfuerzos.

Ellos, igual que Constance, forman parte de "la primera línea de defensa" contra el mal que todavía está diezmando a muchos países africanos pese a los avances en la investigación de nuevos tratamientos, ha comentado Phangisile Mtshali, directora de Secure the Future en Sudáfrica.

Una línea debilitada por la falta de fondos públicos en algunos países, aún más escasos por culpa de la recesión, pero que tiene en este tipo de iniciativas comunitarias una alternativa que llena de esperanza a millones de africanos amenazados permanentemente por el fantasma del sida.

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