Juzgados por negarse a atender a un bebé muy enfermo y a llamar a una ambulancia

  • Juzgan a un médico, una enfermera y una recepcionista.
  • Trabajan en el ambulatorio Perecamps de Barcelona.
  • La niña sufría fiebre, convulsiones y respiración dificultosa.
  • Tenía los ojos en blanco y echaba espumarajos por la boca.
El médico, la enfermera y la recepcionista del Perecamps.
El médico, la enfermera y la recepcionista del Perecamps.
JULIÁN MARTÍN / EFE
El médico, la enfermera y la recepcionista del Perecamps.

El personal del ambulatorio Perecamps de Barcelona acusado de denegar auxilio a un bebé se resistió repetidamente a atenderla y a llamar a una ambulancia pese a que su estado era alarmante, ya que convulsionaba y echaba espuma por la boca, según han declarado los Mossos d'Esquadra.La niña sanó poco después.

Cuatro agentes de la policía catalana que se encontraban en el ambulatorio la noche del suceso y el intendente que acabó llevando a la niña al Hospital del Mar en su coche han declarado en el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra un médico, una enfermera y una recepcionista del dispensario Perecamps. La Fiscalía pide tres años de inhabilitación y una multa de 6.570 euros para cada uno.

Los acusados sugirieron que se han visto envueltos en este proceso judicial por denegar asistencia a una niña con fiebre y convulsiones porque los Mossos d'Esquadra exageraron el caso dolidos por unos enfrentamientos que habían tenido con el personal del ambulatorio instantes antes. Algo que ellos han negado.

Convulsiones, los ojos en blanco, respiración dificultosa y hasta espumarajos por la boca son algunos de los síntomas del bebé que los agentes han asegurado que eran apreciables a simple vista, aunque la recepcionista que atendió a la familia ha mantenido que a ella la familia sólo le comunicó que la niña tenía fiebre.

Según el testimonio de los Mossos, los padres del bebé pidieron reiteradamente asistencia médica, pero la recepcionista le insistía en que ningún sanitario saldría a visitarla porque el centro carecía de pediatra de guardia. Ante esa negativa, el padre de la menor, cada vez más nervioso y agresivo, recurrió a los agentes, que a su vez intentaron que la niña fuera asistida, pero la recepcionista, tras consultar con el personal sanitario en el interior del centro, volvió a salir con otro no por respuesta, han añadido los mossos.

Un agente trató de que la recepcionista llamara a la ambulancia, pero ésta le insistió en que el protocolo le impedía solicitar el servicio para una persona que no había sido atendida en el centro. "Era el pez que se mordía la cola", ha explicado el mosso.

Los policías trataron de acceder al interior del centro, pero la enfermera imputada les prohibió el paso, de manera que, al ver que el estado de la niña empeoraba, pidieron ellos mismos una ambulancia mediante la emisora policial.

Sorprendido por esa petición, el intendente de los Mossos acudió al centro sanitario y, tras exigir de nuevo que se avisara a una ambulancia, trató de acceder a la dependencias donde estaban los médicos de guardia.

Para no perder más tiempo, ha declarado, decidió llevar a la niña al hospital en su propio coche, con las señales luminosas encendidas, ya que la recepcionista, que finalmente acabó llamando a la ambulancia, le advirtió de que ésta tardaría 45 minutos en llegar.

Antes de irse, el intendente Antoni Flores, que esa noche era el máximo responsable policial en Barcelona, ordenó a los agentes que identificaran al personal sanitario del centro, que, según la declaración de los mossos, cuando sucedieron los hechos estaba reunido en una sala "charlando" sin atender a ningún paciente.

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