El presidente de Ecuador , Rafael Correa, ha decretado "el estado de excepción en todo el territorio nacional por la rápida transmisión del virus" de la gripe porcina . Mientras tanto, Texas se ha declarado zona de desastre y Francia ha propuesto  a la UE que se suspendan los vuelos a México.

Las medidas se han producido después de que la OMS elevara el nivel de alerta por la gripe porcina a cinco, lo que significa que existe un riesgo de pandemia inminente. 

El decreto ecuatoriano establece que el estado de excepción dure 60 días a partir de este miércoles. "También se decreta la movilización nacional, económica, militar, policial y en especial de todo el sistema nacional de salud, sus redes de salud pública y privada, en todas sus áreas, unidades, servicios, laboratorios y del personal médico y paramédico", añade un comunicado de la presidencia ecuatoriana.

El Gobierno del país andino también ha restringido los vuelos charters "desde y hacia México" y el ingreso al país de los pasajeros de origen mexicano como medida preventiva.

Francia propone suspender vuelos a México

Francia también ha propuesto a la UE suspender los vuelos a México para frenar la propagación de la gripe porcina, en una reunión previa a la cumbre de ministros de Sanidad de este jueves en Luxemburgo. Un grupo importante de socios europeos y la misma Comisión Europea se han opuesto.

Los detractores de la medida, entre los que se encuentra España, consideran que acarrearía unos costes económicos demasiado elevados sin reducir significativamente los riesgos de contagio de la enfermedad.

Texas, zona de desastre

Otra región que ha tomado medidas de excepción ha sido Texas, EE UU. El gobernador Rick Perry lo ha declarado zona de desastre por la gripe porcina, tras registrarse un aumento del número de enfermos a 16 y después de que en Houston se registrase la primera muerte por esta enfermedad en el país.

En una conferencia de prensa, el gobernador aseguró que la declaración de desastre permitirá al estado "implementar medidas de emergencia" para hacer frente a lo que considera una "amenaza para la salud pública", según un comunicado.

"Los texanos tienen que saber que no hay motivos para el pánico y tienen que estar seguros de que el estado tomará todas las precauciones necesarias para proteger las vidas de nuestros ciudadanos", ha dicho Perry.