"Se están cachondeando de la Justicia y de la familia". El padre de Marta del Castillo explotó el martes después de que Miguel Carcaño, el hasta ahora autor confeso del asesinato de su hija, cambiara su declaración y señalara 'el Cuco', el menor detenido, como el autor material del crimen. Y además indicara que trataran de someter a algún tipo de abuso sexual a la joven intimidándola con una navaja.

La investigación dio un vuelco con su cambio en la declaración. No sólo se exculpó del crimen, sino que además negó que tiraran el cadáver al río Guadalquivir, tal y como habían mantenido desde un primer momento los cuatro acusados, y aseguró que lo habían lanzado a un contenedor de basura.

Por el momento se desconoce a qué obedece el cambio en la declaración del hasta ahora autor confeso del crimen. "Puede ser verdad, pero también puede ser una estrategia procesal", según declaró el presidente de la Asociación de Jóvenes Abogados de Sevilla, Rafael Belmonte, a 20minutos.es.

Belmonte confirma que "si el responsable material de la muerte es el menor tiene una menor pena y una mayor protección" por parte de la Justicia, de modo que Miguel podría estar intentando "atemperar su responsabilidad".

La acusación al menor

Según fuentes jurídicas, la pena máxima a la que se enfrentaba Miguel como autor material de los hechos era de veinte años, mientras que Samuel, otro de los detenidos, podía ser condenado por un máximo de tres años por su delito de encubrimiento.

Con el cambio de declaración, la situación da un giro inesperado. Si se confirmara que el menor es el autor material de los hechos, Miguel podría ser acusado de cómplice o encubridor y se enfrentaría a una pena sustancialmente inferior.

La nueva ubicación del cadáver

"Es muy importante que el cuerpo aparezca, es fundamental para una condena", según Rafael Belmonte, aunque confirma que los acusados pueden ser condenados "sin que aparezca el cadáver".

Algunas teorías jurídicas apuntan que sin cadáver y sin arma homicida no podría ser declarado culpable, aunque otras establecen que hay indicios suficientes como para relacionar a los detenidos con los hechos.

Belmonte considera que hasta que termine la instrucción resulta aventurado elucubrar lo que pasará y que será preciso esperar unos días para ver si Miguel está diciendo la verdad.