Condenan a cinco años y medio de prisión a la ex dueña de un 'pub' ruidoso

El bar estaba situado en el número 44 del Carrer Nou de la Rambla.
El bar estaba situado en el número 44 del Carrer Nou de la Rambla.
MAICA LÓPEZ
El bar estaba situado en el número 44 del Carrer Nou de la Rambla.

La sección 21 de la Audiencia Provincial de Barcelona ha condenado a cinco años y medio de prisión a la dueña de un 'pub' por contaminación acústica y por "perturbar la salud física y psíquica" de tres vecinos del inmueble, en el que estaba situado el establecimiento.

La condenada es María del Carmen Ahijado, propietaria entre abril de 2005 y mayo de 2006 del bar 'Donegal', situado en los bajos del número 44 de la calle Nou de la Rambla de Barcelona.

La mujer, según declara probado la sentencia, instaló en su bar, sin permiso administrativo, un equipo de música con cinco altavoces distribuidos por todo el local que generaban ruido desde las nueve de la mañana a las tres de la madrugada.

Este ruido "ha perturbado gravemente la vida familiar y la salud física y psíquica" de los vecinos del primer piso, que precisaron atención psiquiátrica por un transtorno depresivo y debieron tomar ansiolíticos.

Una inspección municipal realizada en septiembre de 2005 en el domicilio de los afectados detectó que a las 22.30 horas los vecinos soportaban emisiones de ruido de más de 43 decibelios, muy superiores a las permitidas en la franja nocturna, por lo que los inspectores propusieron que se exigiera a la dueña del local la adecuación a la normativa medioambiental vigente.

Varias inspecciones

A pesar del requerimiento del consistorio para que la dueña del pub adaptara la instalación musical a lo dispuesto en materia de ruido, la mujer lo ignoró, y el vecino perjudicado formuló una nueva denuncia en la que solicitaba la clausura de la actividad, a lo que se negó el jefe del departamento de Licencias e Inspección al considerar desproporcionada la medida, según figura en la sentencia.

Ante esta situación, el vecino formuló una denuncia en diciembre de 2005 ante la Fiscalía de medio ambiente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

Una nueva inspección, en enero de 2006, constató que el local todavía no estaba insonorizado y propuso su clausura al ayuntamiento, cerrando el bar en febrero. A pesar de todo, la dueña lo volvió a abrir.

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