A la hija mayor de los Reyes de España le tocó sentarse muy cerca de Ana Botella. La Infanta, apasionada seguidora de Schlesser, ataviada con un sencillo conjunto rojo y blanco, que complementaba con uno de sus habituales bolsos de Chanel, no se perdió detalle de una colección donde los juegos con el volumen, los blusones y los vestidos ánfora tuvieron especial protagonismo.

Una colección sobria, llena de contraposiciones y contrastes. A destacar las curiosas lazadas “encaramadas” bajo el pecho de las atractivas modelos que desfilaron.

Cibeles cumple en esta edición 21 años, una edad más que respetable para un certamen de moda. Los diseñadores quieren cambiarle el nombre por el de Madrid Fashion Week. Tal vez sea la última edición con el nombre de la Diosa Castiza.

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