Una veintena de institutos de Zaragoza controlan las pirolas y las calificaciones de sus alumnos (unos 12.000) por medio de un ordenador que es además capaz de notificar a sus padres de las posibles incidencias a través de Internet o incluso de SMS enviados al teléfono móvil.

En sólo tres años, el número de centros de secundaria y bachillerato que utilizan este método de control se ha duplicado y

En la práctica, cada profesor lleva consigo un pequeño terminal (el último modelo es una PAD de última generación) con el cual registra las faltas de asistencia, las notas de sus alumnos y otro tipo de extremos referidos al rendimiento escolar. Toda esta información se vuelca cada día en una base de datos central que se ordena de forma inmediata en una página web.

De esta forma, los padres pueden acceder de forma casi inmediata a toda la información deferida a sus hijos. Para ello, usan una clave (normalmente el DNI y el código de expediente del alumno) que introducen a través de Internet. El sistema permite también incluir notas sobre la actitud o el comportamiento de los estudiantes.

Los profesores pueden hacer un seguimiento de los deberes y trabajos que hacen los alumnos, destacar si alguno se retrasa o si participan en clase.

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