Admiran su compostura, belleza y misterios pero muy pocos pueden conocerlos por dentro. Los cármenes privados del Albaicín y Sacromonte, símbolos de la historia de la ciudad, dejarán de tener secretos para los visitantes.

A partir del año que viene, granadinos y turistas podrán visitar los emblemáticos caserones, en virtud de una cláusula incluida en el Plan Albaicín y que se introducirá de igual forma en varias ordenanzas municipales. Así lo confirma a 20 minutos la edil de Urbanismo, Isabel Nieto, quien adelanta que los cármenes privados abrirán sus puertas a las visitas ajenas.

El proyecto consiste en fomentar y difundir el «conocimiento por parte de todo el que quiera de los cármenes catalogados, ya que forman parte del patrimonio de la ciudad». Para ello, los propietarios de las alquerías obtendrán subvenciones a fin de sufragar la rehabilitación de los mismos.

«A cambio, los dueños deberán permitir las visitas de extraños, que estarán controladas en todo momento», en palabras de la edil. Algunas estancias cuentan con «jardines históricos o patios con mucho encanto» que conservan el costumbrismo andalusí, añade Nieto.

Guiadas

Así, los turistas tendrán la oportunidad de admirar, además de los rincones más bellos y conocidos del barrio como el Mirador de San Nicolás, los interiores de esas haciendas mediante las visitas guiadas «similares a las que organiza la Fundación Albaicín en la zona». Los recorridos, que aún no han sido definidos, serán «siempre gratuitos».

En otra zona también histórica, en la Alcaicería, los propietarios de los edificios podrán acogerse «con prioridad sobre los inmuebles de otros distritos», en palabras de la edil, a las ayudas a la rehabilitación. Éstas sólo afectarán a las fachadas, «salvo que algunos interiores estén para tirarlos».

Intimidad andalusí

La historia de Granada no puede entenderse sin escrutar los secretos de las alquerías, que encierran con sus altas tapias la intimidad de sus costumbres. Largas enredaderas protegen sus frutales, huertas y patios interiores de la curiosidad ajena.

Los cármenes del Albaicín y Sacromonte toman forma de rescoldos del origen andalusí a la vista de unos privilegiados. Algunos albergan museos, restaurantes o negocios que comparten las vistas con los turistas.