La decisión del gobierno británico de subir los impuestos sobre la cerveza, bebida rey en Gran Bretaña, ha abierto la caja de los truenos.
Miles de personas están en desacuerdo con una medida que tachan de impopular y que ya ha tenido sus primeras consecuencias: su consumo descendió en un 4,5% durante el segundo trimestre de 2008 frente al mismo trimestre del año anterior.
La cara más célebre de los descontentos es la actriz inglesa Jennifer Ellison, quien participa activamente en una campaña que reivindica la baja de precios de la cerveza.
El movimiento se llama "Cortemos los impuestos en la cerveza. Salvemos los pubs" y recuerda que actualmente la tercera parte del precio de una pinta va a parar a las arcas del Estado.
El ministro de Hacienda, Alistair Darling, ya anunció en marzo un aumento de tasas de cuatro peniques (cinco céntimos de euro) por pinga de cerveza y adelantó que los impuestos sobre el alcohol se incrementarían en los próximos cuatro años en un 2% más que el IPC.
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