La seguridad ha aumentado en las carreteras valencianas tras instalar siete nuevos radares. Hay menos puntos negros, pero el número de accidentes no ha sufrido un descenso considerable.

La Dirección General de Tráfico (DGT) puso en marcha siete radares a principio de año, lo que sumado a los que ya había, hace un total de once. Estos están ubicados en: la N-332 a la altura de Xeraco, la CV-60 en l'Olleria, la CV-610 dirección Gandia, la V-30 dirección al puerto de Valencia, la CV-50 y la CV-510 en dirección a Alzira, y en la A-3 cerca de Requena.

Los que ya llevan años funcionanado están situados en la V-21 dirección Valencia, la A-3 a la altura de Buñol, la A-7 dirección La Cañada, y en la A-35 cerca de la Alcudia de Crespins.

Tramos peligrosos

A pesar de intensificar los controles aún hay 15 carreteras que aparecen en la DGT con 17 tramos peligrosos (los llamados puntos negros) dos menos que en 2007. Y 14 de ellas continúan sin radar.

La única vía afortunada que cuenta con controles de velocidad es la A-3 a la altura de Buñol al tratarse de una zona delicada en la que suelen haber alcances entre camiones y vehículos.

Sin embargo, carreteras como la N-334 en el kilómetro 129, donde han habido nueve accidentes con víctimas mortales, o la CV-41, con 6 accidentes, tendrán que esperar.

Durante los ocho primeros meses del año han fallecido 60 personas en las carreteras de la provincia de Valencia, cinco menos, que en el mismo periodo del año pasado.

Piden señalizar los puntos negros

Desde la asociación Stop accidentes explicaron a 20 minutos que les parece correcto que pongan radares y que estos estén señalizados, por ello piden que "también señalicen todos los puntos negros que hay para que la gente circule con mayor precaución".

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