Sinagogas, templos, iglesias y hasta mercadillos de souvenirs. El viaje que mantiene en vilo a la prensa rosa, el de la duquesa de Alba y su novio Alfonso Díez, cumple este martes su novena jornada regalándonos las más variopintas instantáneas italianas.

La corte de fotógrafos que les acompaña a cierta distancia deja constancia de cada uno de sus movimientos: bien contemplando uno de los templos de Agrigento, bien paseando muy cerca del hermoso teatro griego de Taormina, junto al mar, o curioseando en unos puestos de recuerdos para turistas.

Periodistas como Beatriz Cortázar aseguran que Díez -quien de vez en cuando se brinda para empujar la silla de ruedas de la duquesa- está "muy pendiente" de su pareja, que le lee la prensa del día y que la ayuda, por ejemplo, a beber su zumo.

Por su parte, Cayetana parece encantada con su aventura italiana. La única palabra que ha dirigido a un grupo de reporteros que le preguntaron sobre su viaje ha sido ésta: "ideal".

La soledad acompañada

El periplo se mantiene a buen ritmo pese al delicado estado de salud de la duquesa . Desde que la pareja despegó de Madrid el pasado día 2 de noviembre y llegó a Catania (Sicilia) tras una escala en Roma, ha recorrido numerosos rincones de la isla más grande del Mediterráneo. Todavía tiene previsto pasar una última etapa del viaje visitando Roma.

Para atender a la duquesa, de 82 años, ésta se hace acompañar por un séquito compuesto por sus ayudantes habituales, entre ellos su secretaria Lola y su cuidadora, Lidia. Con ellos la pareja comparte cada una de sus excursiones.

Algunos medios apuntan a que este recorrido podría constituir el "viaje prenupcial" de la duquesa antes de anunciar su boda. Sin embargo, Cayetana ya ha desmentido en dos ocasiones que tenga intención de contraer matrimonio con el funcionario. Eso sí, la relación, asegura, "sigue adelante".