Por su parte, en un intento de calmar las tensiones con Irán, el ministro francés de Exteriores, Philippe Douste-Blazy, afirmó anoche que "la mano sigue tendida" a este país.

Douste-Blazy se declaró "seguro de que las negociaciones pueden relanzarse, a condición de que los iraníes decidan suspender las actividades". "Es posible. La esperanza existe. La mano sigue tendida", concluyó Douste-Blazy en el telediario nocturno de la televisión "France 3".

Tres días después de que Irán reactivara su planta de conversión de uranio de Isfahán, la Junta de Gobernadores del OIEA adoptó una resolución, impulsada por Alemania, Francia y el Reino Unido, en la que pide a Teherán "restablecer la plena suspensión voluntaria de todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento" de uranio.

También le insta a que permita al OIEA colocar nuevamente los precintos que fueron retirados de Isfahán. La Junta pidió al secretario general del OIEA, el egipcio Mohamed El Baradei, que elabore para el próximo día 3 un informe técnico sobre el cumplimiento iraní de la resolución.

El Gobierno iraní tachó de "no aceptable" la resolución, a la vez que afirmó que "no cederá" y aseguró que se convertirá en un productor de combustible nuclear en la próxima década.

Teherán también acusó a los tres países europeos (Alemania, Francia y el Reino Unido) de haber actuado "en contra del espíritu del acuerdo de París y las negociaciones de los dos últimos años".

En el acuerdo de París, concluido el pasado noviembre con la tríada europea, Irán había acordado suspender sus actividades ligadas al enriquecimiento de uranio, a la espera de un acuerdo global con los europeos para resolver el contencioso sobre su programa nuclear. El pasado lunes, Irán rechazó oficialmente la propuesta, entregada tres días antes, en la que los europeos le ofrecían incentivos en los ámbitos de la cooperación nuclear civil, económica, tecnológica y de seguridad a cambio de que renunciara a actividades que pueden dotarle del arma atómica.