Un estudio ha revelado que en España pudieron contemplarse auroras boreales en 1870 gracias a una gran tormenta solar al sur de Europa, que pudo divisarse en Norteamérica, Europa, en El Cairo (Egipto), Bagdag (Irak), y algunos puntos del hemisferio Sur.
"Las auroras a baja latitud suelen ser de colores rojizos, pero las de 1870 presentaron además una paleta variable de colores, incluyendo tonos verdosos y blancos", explica el físico de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura y autor del estudio, José Manuel Vaquero.
"Reflejo de un inmenso fuego"
En España, el 24 de octubre de 1870, el físico Fuertes Acevedo lo observó desde Santander y describió la aurora como "el reflejo de un inmenso fuego" y la del día siguiente como "brillantes claraboyas hacia el norte de un color violeta rojizo".
Los magnetogramas revelan que durante esos dos días de 1870 se produjo una intensa perturbación, constituida por dos tormentas geomagnéticas distintas, que afectó al campo magnético de la Tierra. "Gracias a algunas observaciones fotográficas del Sol realizadas durante aquel año, hemos identificado un grupo de manchas solares de larga duración, que probablemente fue el responsable de este gran evento del clima de espacio", indica Vaquero.
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