Verónica cumplió ayer su primer añito. Si no cambian las cosas, deberá celebrar el próximo aniversario en Bolivia para estar acompañada de su padre. Ramiro Perales, de 34 años, está en el centro de internamiento de Barcelona. Un juez ha ordenado su expulsión a pesar de que Verónica, su hija, es española.
Ambos padres, Ramiro (34 años) y Leidy (26), se encuentran en situación irregular. A pesar de ello, están empadronados desde junio de 2006. Han tenido que ganarse la vida en la economía sumergida.
En un control de los Mossos d'Esquadra en abril, Ramiro no pudo identificarse. El 29 de septiembre, con una orden de expulsión firme y basándose en la Ley de Extranjería, lo volvieron a coger. Esta vez, al día siguiente se ordenó que ingresara en un centro de internamiento de extranjeros, "un Guantánamo en pequeño", según SOS Racismo. "Cuando haya un avión disponible puede irse", alertó ayer la abogada de la pareja, Joana Londoño.
La defensa ya ha recurrido dos veces. Sostiene que hay jurisprudencia que les da la razón: no se puede expulsar a una persona cuando tiene un hijo español, como es el caso. Tienen derecho a residir en España. El juez justifica la decisión en que no está arraigado, pero la asociación que agrupa a los latinos en Cataluña le rebate: "Tiene una hija, una oferta laboral, un alquiler y está a punto de llegar a los tres años en España". Piden que sólo pague 400 euros por falta administrativa y que se anule la repatriación.
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