La Gran Vía se llenará de tambores, coros en balcones, pirotecnia...en el adiós a AlterArte

  • El espectáculo lo dirigen Llorenç Barber y Enrique Máximo.
  • Los vecinos de Torre Murcia engalanarán sus balcones.
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Casi todo está preparado para que el domingo por la noche se celebre el gran acto de AlterArte 08, el concierto La Gran Vía. Una alegoría y homenaje al siglo XX que se celebrará a las 22.00 horas en la principal calle murciana con la participación de unas 800 personas entre vehículos de toda clase, tambores, coros, grupos de metal, pirotécnicos, bicicletas y patinadores, además de numerosos cronometradores que sincronizarán cada sonido. El espectáculo es un estreno absoluto.

Los responsables del concierto urbano, Llorenç Barber y Enrique Máximo, explicaron este viernes en Murcia que la idea del proyecto tiene ya diez años, pero que se han dedicado a ella los últimos cinco meses, involucrando a decenas de instituciones y asociaciones, además de a los vecinos de la Gran Vía (se utilizarán sus balcones para coros y músicos).

Barber, famoso en todo el mundo por sus conciertos de campanas, explicó que "en algunos edificios no han colaborado, porque todavía es algo muy nuevo (como cuando los párrocos no nos ayudaban con los conciertos de campanas, mientras que ahora se vuelcan). Pero otros nos han apoyado mucho, como los vecinos de la Torre de Murcia, que se han gastado mucho dinero para que el domingo esté engalanado el edificio".

La lluvia sería una incomodidad, pero tendría la ventaja de que el aire cuanta más humedad, mejor transporta los graves.

Barber apuntó que "no es un concierto de mucho ruido: no vamos a apabullar a nadie. Pero tampoco es el ‘Ave Maria´ de Schubert o una habanera". En su opinión, "la gente tiene que acudir a atender a la infinita variedad de ruidos armónicos y sonidos. Es un concierto de sutilezas".

A lo largo de la calle habrá "unos 50 focos sonoros, algunos fijos y otros móviles, y cada ciudadano tiene que preparar su trayectoria. Es una tarea de todos".

En concreto,  participarán 350 tambores, 300 cantantes (en los coros), 25 vehículos fijos y 25 móviles, 8 quintetos de metal y 12 tubas, pirotécnicos, bicicletas, patinadores y cronometradores.

Entre los vehículos habrá coches de época (desde los años 20: Rolls Royce, Cadillac...), turismos, coches de bomberos, ambulancias, patrullas de la Policía Local, la Policía Nacional y la Guardia Civil, autobuses y vehículos de limpieza viaria.

Dedicado a Miguel Ángel Clares

Por su parte, Enrique Máximo indicó que "ya que es una parábola y alegoría del siglo XX, queremos dedicarlo a uno de los mejores músicos de las últimas décadas en la Región: el (fallecido) violonchelista Miguel Ángel Clares, que era muy niño cuando participó en nuestro primer concierto de campanas".

El autor de la idea del concierto señaló que es "la primera vez en la Historia que se hace un espectáculo así, tan atrevido, innovador y sugerente" y destacó que "para el concierto hemos elegido una calle simbólica de la ciudad, quizá la que mejor la representa, con todas sus contradicciones. Con ella la ciudad quedó dividida a mitad de siglo en dos partes, y el concierto tiene que ver con la disputa entre esas dos partes: la modernidad y el pasado".

Así, el pasado está representado por los grupos de metal, los coros y los tambores (todos ellos con mucha tradición en la Región) y la modernidad, con el coche, "la gran conquista del siglo XX". "Todos ellos estarán ordenados de forma armónica y en diálogo", puntualizó. "No todos los elementos sonarán a la vez: cada uno aportará su grano de arena al conjunto que queremos construir. Queremos convertirlo en un cosmos ordenado, en los tres niveles: suelo (la calle); entresuelo (balcones) y cielo (pirotecnia)".

En su opinión, "será un concierto extraño, raro, singular y atrevido. Podrá gustar o no, pero supone una gran oferta para la ciudad de Murcia. Dará mucho que hablar, y abrirá muchas puertas". El hecho de que sea la primera vez que se hace provocará que haya "muchos fallos, pero todo se superará por el cariño que le tenemos a la ciudad y a Clares", indicó.

Para Barber, será "un concierto para imaginar. Hay un hambre de lo extraordinario en todos nosotros, porque las cosas que nos dan suelen ser plásticas y reiterativas. Al arte se le pide, en general, que nos salve de una vida ñoña, de ricos y de estupidez. Nosotros nos salimos de los auditorios y teatros para decir que el arte está donde se juega la vida".

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