Hincar los codos es más duro en verano

Qué dura es la vida del estudiante, sobre todo en verano. Mientras muchos jóvenes van a la playa o a la piscina, algunos pasan el caluroso estío entre las paredes de la biblioteca.
«Hace falta mucha fuerza de voluntad para estudiar, porque todo el mundo está en la piscina», explica Miguel Simón, estudiante de ingeniería industrial y uno más de los jóvenes que preparan sus exámenes de septiembre.

La mayoría de los estudiantes que hay en la biblioteca son universitarios y opositores que estudian a diario, pero en agosto se suman los alumnos de institutos y los que quieren examinarse del carné de conducir en septiembre.

«Prefiero venir a la biblioteca porque como hay más gente estudiando,  aguanto mejor. En casa no me concentro tanto», señala Bárbara Vidal, alumna de derecho y administración y dirección de empresas.

Se lo toman con resignación y utilizan los fines de semana como tabla de salvación. «El sábado y el domingo son para descansar y salir por ahí», asegura Joaquín Labarta, estudiante de ingeniería electrónica.

Sara Pinilla

24 años «Acabé los exámenes de arquitectura el 4 de julio y tengo la recuperación el 26 de agosto, así que tengo que estudiar todo el verano y me quedo sin vacaciones»

María Más

24 años «Preparo oposiciones para septiembre u octubre, así que no me queda otra que estudiar en verano, pero intento compaginar para poder ir a la piscina».

Víctor Lorente

20 años «Me gustaría tener más tiempo libre o trabajar en algo en verano, pero tengo que estudiar las asignaturas de ingeniería de caminos que me dejé para septiembre».

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