Algunos farmacéuticos argumentan la objeción de conciencia para no dispensar anticonceptivos y, según publica el diario Público, la ley les ampara, al considerar al condón como un producto sanitario en vez de un medicamento. Estas boticas son facilmente identificables en todas las ciudades españolas y, en Madrid, están agrupadas en torno a la Asociación Española de Farmacéuticos Católicos.
Además de los diferentes métodos anticonceptivos, es imposible encontrar en estas farmacias la píldora del día después, a pesar de que es un medicamento, ya que, igualmente, los farmacéuticos se acogen a su derecho a la objeción de conciencia para no dispensarla.
Y el ministerio de Samidad tiene las manos atadas. El departamento de Bernat Soria no puede impedir que un farmacéutico se niegue a vender preservativos en un establecimiento que, a pesar de su servicio público, es una empresa privada.
Una vez más los clientes, sobre todo en los lugares más pequeños, se ven seriamente afectados al no poder acceder a estos productos y medicamentos. En estos casos, la receta ministerial de cambiar de farmacia tiene escasas soluciones.
En España, la regulación de la venta de condones recae sobre los 52 colegios oficiales de farmacéuticos agrupados en un Consejo General.
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