La vida está llena de trampas; pero porque hay tramposos. Y los servicios actuales de telefonía sirven para que algunos ideen fórmulas de chantaje.

La última detectada por las Policías de Euskadi consiste en: un ciudadano recibe en el teléfono particular de su casa la llamada de alguien indignado que le hace saber que está recibiendo en su móvil llamadas con tono amenazante: "Y el número que aparece era el suyo. Era un voz de hombre quien hablaba", suelta el extorsionador a su potencial víctima.

Y a partir de aquí viene el momento peligroso. Porque el receptor de la llamada trata de excusarse y desliza información valiosa para el malhechor: "Aquí no vive ningún hombre, la casa está vacía hasta la noche, yo vivo solo, estoy fuera todo el día, mis aitas no están".

Días después, el delincuente vuelve a llamar al mismo domicilio pero en este caso deja bien a las claras sus intenciones: "Los tenemos vigilados, sabemos exactamente a qué hora entran y salen, quién está en casa, cuántos hijos tienen....".

Y a partir de aquí la amenaza directa: "Si no quieren que le pase algo a usted o a su familia tiene que pagarnos". Y el miedo es libre.

Corte la conversación

El consejo de la Policía en caso de que reciba una llamada de este tipo es que sobre todo no permita que el delincuente se adueñe de la situación.

Si le dice que está recibiendo llamadas amenazadoras desde su teléfono aconséjele acudir a la Policía, y dígale que usted hará exactamente lo mismo. Dígale que posiblemente piratearon su número telefónico y para evitar seguir hablando corte la llamada. Y sobre todo, no diga nada a través del teléfono que aporte información de su vida.

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