Llevan desde el viernes encerrados en el claustro del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo y no saldrán hasta que el rector, Vicente Gotor, garantice «la igualdad del asturiano con otras lenguas».

«No tenemos prisa, el encierro es indefinido», dice Llucía Menéndez, una de las alumnas del grupo de estudiantes de la Universidad asturiana que reclaman que se imparta la lengua que ellos hablan.

«Queremos que se incluya dentro de las lenguas modernas en los planes de Filología», explica Llucía mientras su compañera Paula come una ensalada de un tupper que le habían llevado.

Hoy fue el primer día en recibir visitas. Durante el fin de semana el edificio de la Universidad había permanecido cerrado. Y lo agradecieron: «Ha venido gente anónima a apoyarnos y nos han traído hasta dinero».

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