El motor económico de la provincia, el turismo, acelera entre junio y septiembre. Y para estar a la altura, este sector se abastece de un aluvión de jóvenes, la mayoría sin una formación expresa para la tarea que desempeña u ocupando empleos poco cualificados. Así se reparten los jóvenes en los principales subsectores económicos que componen el emblema turístico de la Costa del Sol:

 

Hostelería y bares: Unos 4.500 jóvenes encuentran trabajo aquí. «La ausencia de contratos en los bares es lo más habitual», dice Fuentes.

 

Comercio y servicios: 3.500 jóvenes se ponen detrás de los mostradores de las tiendas o los auriculares del operador de telemarketing en las orejas. Cada vez son más los que se emplean en esta última opción, «aunque los contratos duran poco», asegura la responsable de juventud de CC OO, Carmen Torres.

 

 

Unos 700 euros/mes por jornada completa: Unos 3,64 euros/hora y descansando un solo día a la semana.

 

Sin contrato o incumpliéndolo: Las contrataciones en prácticas acaban con el joven trabajando como un empleado normal, pero cobrando menos. Carecer de contrato o currar el doble de las horas estipuladas es el día a día de 4.000 jóvenes.

 

 

Comprueba: Si el contrato se ajusta al convenio colectivo del sector, y si las horas de trabajo establecidas en él coinciden con las que la empresa dio de alta en la Seguridad Social.

 

 

La frase es del presidente de la asociación de empresarios hosteleros de la capital, Rafael Prado. «Si los sindicatos y los trabajadores detectan estas ilegalidades, deben denunciarlas ante la Inspección de Trabajo, pero no lo hacen».  Prado reconoció que estas situaciones se dan «en todos los sectores». «Ya está bien de decir que los empresarios somos malos. Los establecimientos que abusan de los trabajadores compiten de forma desleal con los que sí cumplen la ley y pagan los costes laborales y las cuotas a la Seguridad Social», apostilló.