Muere en accidente de aviación Ben Heiderich, el 'Barón Rojo' español

  • Se llamaba Ben Heiderich, tenía 73 años y una vida de película.
  • Empezó como leñador en Canadá, fue teniente general de las Fuerzas Aéreas canadienses, y empresario de éxito en España.
  • Fue pionero de los vuelos acrobáticos en España.
  • Uno de sus amigos le ha dedicado una curiosa esquela en el ABC.
Esquela de Ben Hederich, el 'Barón Rojo' (Esquela del ABC).
Esquela de Ben Hederich, el 'Barón Rojo' (Esquela del ABC).
Esquela del ABC
Esquela de Ben Hederich, el 'Barón Rojo' (Esquela del ABC).

Se llamaba Ben Heiderich, tenía 73 años, sus amigos le llamaban "Barón Rojo" y era un conocido empresario del mundo del motor, aficionado a la aviación y a las carreras de coches. Siempre pasó desapercibido para el gran público, pero su azarosa vida hizo de él todo un personaje en los selectos ambientes del empresariado madrileño que frecuentaba.

Su muerte, ayer jueves, en un accidente de aviación en Lituania mientras participaba en una exhibición acrobática, fue un digno colofón a una vida de película.

Nacido en Alemania en 1935, Heiderich era hijo de un general de la Luftwaffe, As de la aviación alemana, que murió en la batalla de Stalingrado en 1942. A principios de los años 50, después de haber estudiado en Estados Unidos con una beca, empezó a trabajar de leñador en Canadá.

En Toronto terminó sus estudios de Derecho y comenzó oposiciones a notarías. Mientras, utilizó parte de sus ahorros para obtener el carné de piloto privado. Terminó alistándose en las Fuerzas Aéreas canadienses, donde sirvió hasta que en 1961 sufrió un grave accidente al aterrizar con un reactor y que le obligó a abandonar su carrera militar con el grado de teniente coronel.

Dejó las fuerzas aéreas y decidió volar a España para recuperarse de su accidente. En Canadá también desarrolló su pasión por los coches, y hasta participó en algunas carreras al volante de un Porsche. Llegó a España sin dinero y sin trabajo, pero pronto estableció un pequeño negocio como agente independiente de varias marcas de automóviles que vendía a los militares estadounidenses de la base aérea de Zaragoza.

Un pionero

Poco a poco fue prosperando: se mudó a Madrid y logró convencer a la marca alemana Porsche para ser su representante en España. Eran los años sesenta y entonces la marca alemana vendía seis coches al año en España. Durante su primer año, Heiderich vendió 85. A partir de ahí todo fueron éxitos: fue presidente de varias empresas de coches en España (Porsche, Lamborghini, Saab, Chevrolet...) y acumuló otros títulos, alguno tan pintoresco como el de Jefe de la Casa Real de Georgia.

Nunca abandonó la aviación y se dedicó al vuelo acrobático y a las carreras de coches en una España franquista en la que todo aquello sonaba muy raro. Fue uno de los pioneros. Era muy popular entre sus amigos, tanto que uno de los más íntimos, Diego Guillamón, miembro de la junta directiva del RACE y candidato el pasado junio a la presidencia de esta institución, le ha dedicado una gran esquela en el ABC, tan pintoresca como la vida de este alemán al que llamaban el "Barón Rojo".

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