La lluvia complicó el martes el ensayo general de la Expo, en el que participaron más de 22.000 visitantes. A tres días para su inauguración, el recinto todavía presenta decenas de insuficiencias, aunque sus responsables aseguran que todas estarán solventadas para el viernes.

Los chaparrones provocaron goteras en algunos pabellones y dejaron varias zonas encharcadas. En total generaron más de medio centenar de incidencias, según fuentes de la muestra, y hubo alguna caída debido al suelo resbaladizo, aunque ninguna de gravedad. Está previsto que ya no llueva más durante todo el fin de semana, aunque para hoy se esperan en Zaragoza vientos de hasta 30 kilómetros por hora.

En los accesos al recinto, el agua mojó los lectores ópticos de los tornos de entrada, que no podían registrar correctamente los códigos de barras de las invitaciones. Ya dentro del recinto, el agua se coló en varios pabellones. En el de Zaragoza hubo que colocar dos cubos para recoger el agua que caía del techo y varios de los baños públicos quedaron encharcados.

Muchos de los pabellones cerrados siguen en obras. Algunos, a pesar de la prohibición de trabajar mientras hubiera visitas, continuaban ayer con tareas de montaje.

Además, dos de los edificios singulares, el Palacio de Congresos y el Acuario Fluvial, no se abrieron al público. La organización de la muestra llevó a cabo dos simulacros de evacuación, en la Torre del Agua por fuego y en el Pabellón de España por paquete sospechoso.

A pesar de todas las carencias reveladas por la lluvia, los responsables de la Expo aseguran que son insuficiencias normales en un ensayo y que se solventarán antes del sábado. En total, ayer participaron en el ensayo 22.565 personas y la presencia media en el recinto hasta primera hora de la tarde fue de 4.700 visitantes.

La lluvia también obligó a suspender el ensayo de la Cabalgata del Circo del Sol y provocó aglomeraciones en la Torre del Agua, que tuvo que restringir temporalmente el acceso.

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