Magdalena Lasala es escritora y acaba de publicar un libro, Lo que el corazón me dijo, diez años después. Nació en Zaragoza en 1958. Sus obras han sido traducidas al alemán, al portugués, al italiano y al checo.

¿Qué significa Zaragoza para usted? Es mi casa, mi alma para lo bueno y también para lo malo. Es como mi piel y mi gran referente en el resto del mundo. Es allí donde siempre vuelvo.

Un rincón de la ciudad que le resulte especial... Siempre me han gustado las plazas del Casco Histórico, como la de San Cayetano, o la del Torreón Fortea. Ahora están preciosas.

¿Qué debería mejorar la ciudad a la hora de promocionar sus nombres propios? Zaragoza está ahora en plena adolescencia, está redecidiendo cosas. Esta ciudad es una joya por redescubrir que empieza a creerse que merece la pena. Debemos reafirmar nuestra autoestima.

También ocurre eso con muchos nombres propios... Sí. Esta ciudad ha aportado grandes personalidades a las artes, las letras y las ciencias. Debemos entender que tenemos mucho que enseñar.

¿Cree que esto va a cambiar con la Expo? La ciudad ya tiene un lugar en el mundo y eso es una oportunidad y una responsabilidad al mismo tiempo. La Expo marcará un antes y un después para la ciudad.

¿Qué destacaría de los zaragozanos? Somos parcos en palabras pero honestos y generosos, y eso es muy importante.

Acaba de publicar un nuevo libro, Lo que el corazón me dijo, diez años después ¿Cómo ha surgido? Quería reflejar el poso que va dejando la vida y la riqueza de la comunicación más allá de las palabras, con el corazón.

Realmente el germen de esta obra nació hace diez años... Surgió como un legado existencial a mi hija casi adolescente. Necesitaba expresar mi propio proceso interior y quería transmitirle mis experiencias.

¿Qué podemos encontrar en él? Son 28 textos breves con una prosa poética muy cuidada. Habla del alma y del crecimiento interior como si fuera un espejo para quien lo lee.

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