"¡Es malo, es malo! ¡No quiero volver a casa con él!". Fueron las primeras frases que pronunció Remedios (nombre ficticio), una chica de 30 años con una discapacidad psíquica del 70%, tras salir de casa de T. G. S. N., de 74 años y vecino de las Rozas de Puerto Real, en abril de 2003. El hombre, un amigo de la familia, acababa de abusar sexualmente de ella.
Según consta en la sentencia, T.G. era un íntimo de la familia de la chica. El día de los hechos se quedó en casa con la joven mientras la madre de ésta y su mujer se fueron a una procesión de Semana Santa. Ya a solas, T.G le bajó los pantalones, le subió la camisa y le tocó los pechos y el pubis. Después, amenazó con hacerle daño si contaba algo.
En la sentencia se reconoce que tras el ataque la joven manifiesta varios traumas, como pesadillas, temor a salir de casa y miedo a los chicos y a volver a su pueblo.
"La familia está frustrada", dijo Yolanda Ortiz, abogada de la joven. "Hemos pasado cinco años tratando de probar la culpabilidad del acusado y ahora todo queda en agua de borrajas".
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