No todo el mundo tiene la fortuna de llegar a viejo y, los que sí pueden, a veces, por las enfermedades, necesitan la ayuda de los demás.

Hoy en día, la vida para los dependientes es algo más fácil. Se pueden encontrar desde baños adaptados hasta abrochabotones o abridores en los que sólo se necesita una mano.

La gama de productos no tiene fin: pinzas y ponemedias para los que no pueden agacharse, lavacabezas para los que convalecen en cama, lupas gigantes, carritos de la compra con tres ruedas (con los que no es necesario hacer fuerza para desplazarlos). Y así, se podría seguir con las cajitas pastillero que recuerdan a qué hora y qué píldora toca tomar cada día de la semana.

La higiene es otro frente abierto en el que valerse por sí mismo es de agradecer. Hay cepillos para asearse o para peinarse sin necesidad de levantar el brazo... en fin, todo un mundo.

La tecnología sería la última en quedarse atrás y los teléfonos también se adaptan con números gigantes en los que incluso se pueden poner las fotos de familiares.

Ocio adaptado a cada situación

Los mayores que conserven las ganas de jugar y de divertirse pueden encontrar desde barajas de cartas gigantes hasta fichas de dominó del tamaño de una calculadora.

Para quienes sólo cuentan con una mano hay atriles para las cartas. Los enfermos de Alzheimer cuentan con juegos específicos para ellos. Y los más osados, pueden jugar hasta a los bolos.

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