El compuesto utilizado, al unirse al punto exacto de la pared celular donde la actividad tóxica tiene lugar, bloqueó eficazmente una enzima responsable de la construcción de depósitos pegajosos en el cerebro. Se cree que la formación de estos depósitos juega un papel central en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
"Está claro que cuando se inyecta en el cerebro de ratones funciona", dijo Simons. "El próximo paso es ver si pueden atravesar la barrera cerebro-sanguínea (...) Si lo logramos, tiene un enorme potencial", agregó.
50% de efectividad en cuatro horas
Los medicamentos administrados por vía oral o inyecciones estándar que apuntan al cerebro deben poder pasar la barrera natural que protege al cerebro de los químicos de la sangre para funcionar.
Actualmente están realizándose pruebas en animales sobre este próximo paso, tras el éxito observado con la aplicación de inyecciones cerebrales directas, las cuales redujeron la formación de placa un 50% en cuatro horas en los roedores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 18 millones de personas en todo el mundo padecen enfermedad de Alzheimer y prevé que la cifra llegue a los 34 millones en el 2025.
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