El catedrático en Literatura y experto en tauromaquia Andrés Amorós acaba de publicar Luis Miguel Dominguín. El número 1, una obra que hace un extenso repaso a la vida de torero famoso más allá de sus faenas, perteneciente a una gran saga familiar y, como dice el autor, "un triunfador indiscutible: guapo, brillante", amigo de personalidades como Orson Welles, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Jean Cocteau o Hemingway, y amado por las mujeres más hermosas.
Su nombre se unió a las de mujeres inalcanzables: Ava Gadner, Lauren Bacall, Anabella, Deborah Kerr o Romy Schneider. Sus aventuras sentimentales eran siempre objeto de chismes y rumores pero hubo dos jóvenes que marcaron su juventud.
Sus primeros amores
La primera fue Cecilia Albéniz, nieta del famoso compositor, su primer amor de juventud, que falleció de forma trágica en un accidente de automóvil en la Navidad de 1949.
Ese mismo año, Luis Miguel había sido visto en numerosas ocasiones con Ángela Pérez de Seoane, hija del duque de Pinohermoso; gran aficionado a la tauromaquia y muy buen amigo del torero.
Sus intenciones eran serias, pero el aristócrata no daba su brazo a torcer y la joven terminó escapándose de casa, aunque la leyenda popular hablaba de rapto.
La aventura estuvo a punto de costarle caro, a ella y al diestro, que fue denunciado por el padre de la muchacha. Pero el duque decidió retirar la denuncia, a costa de cortar toda relación con Luis Miguel.
Ángela acabó casado con otro, y como al torero no le faltaban compañías femeninas, no tardó en superar sus penas... Anabella, hermosa actriz, ex mujer de Tyrone Power, rueda en Madrid Salomón y la reina de Saba. El idilio, una vez más, termina con la muerte de ella en la capital española.
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