La reina Isabel agasaja a los líderes del G-8 con un banquete de honor en Gleneagles

La primera cena del G-8 ha reunido por primera vez a Blair y Chirac tras la elección olímpica. El primero, que ha soportado en los últimos días los sarcamos del presidente francés, saborea ahora la victoria.
Blair y Chirac, juntos por primera vez tras la elección olímpica
Blair y Chirac, juntos por primera vez tras la elección olímpica
Blair y Chirac, juntos por primera vez tras la elección olímpica

La suerte parece sonreír al primer ministro británico cuando su país ocupa una doble presidencia: la del G8 y la de la Unión Europea, que pretende reformar a fin de prepararla, según dice, para los nuevos desafíos en un mundo cada vez más competitivo.

Blair, que ha tenido que soportar los últimos días las burlas del presidente francés sobre la única contribución de su país a la cocina - "la enfermedad de las vacas locas", según Jacques Chirac- saborea ahora el momento de su victoria, tras la elección del COI de Gran Bretaña como sede olímpica.

Preguntado si la decisión sobre esos Juegos, tomada hoy en Singapur, podría afectar negativamente a la cumbre, Blair contestó que no había hablado aún con Chirac, que estaba volando hacia Escocia, pero se dijo seguro de que no tendría impacto alguno.

Chirac es "alguien totalmente comprometido con Africa y apoya nuestros objetivos en relación con el cambio climático", dijo el político laborista.

Chirac felicitó a la reina Isabel II y a las autoridades británicas por haber conseguido la organización de los Juegos Olímpicos 2012

Al llegar al aeropuerto de Glasgow, Chirac felicitó a la reina Isabel II y a las autoridades británicas por haber conseguido la organización de los Juegos Olímpicos en 2012 y deseó suerte y éxito a las autoridades y al pueblo británicos.

También el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se pronunció al respecto: tras declararse feliz de que una ciudad europea hubiera sido la elegida, descartó que la victoria de Londres fuese a enturbiar todavía más la tensa relación entre Blair y Chirac.

Ambos mantienen un tenso pulso en el seno de la UE a propósito de la reforma de la Política Agrícola Común, que hizo fracasar hace tres semanas las negociaciones entre los Veinticinco sobre el presupuesto comunitario para el período 2007-2013.

Las malas vibraciones entre los dos líderes a ambos lados del canal de la Marcha son evidentes, pero hoy un portavoz de la presidencia francesa trató de dar seguridades sobre el apoyo de su Gobierno a las propuestas de la presidencia británica del G8 sobre los dos temas estrella de la reunión: la lucha contra la pobreza africana y contra el cambio climático.

En el primer punto, el Gobierno francés se refirió elogiosamente a la propuesta de nuevos mecanismos que contribuirían a la financiación de los Objetivos del Milenio de la ONU, en la que trabajan actualmente Brasil, Chile, España, Francia y España, a los que se ha unido últimamente Argelia. Como primer paso, Francia ha propuesto, con apoyo alemán, brasileño y chileno, un mecanismo piloto consistente en un impuesto, voluntario u obligatorio, sobre cada billete aéreo, y que serviría para financiar con urgencia la lucha contra el sida. Esta pandemia está diezmando a la población africana y causando, junto a la espantosa tragedia humana, un desastre económico de consecuencias todavía incalculables.

Otro de los contenciosos de la cumbre, esta vez entre los países europeos en general y Estados Unidos, es el relativo al reconocimiento en el comunicado final de la contribución de la acción humana al calentamiento del planeta, considerado por muchos como una amenaza superior a la del terrorismo.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que se ha negado a ratificar el tratado de Kioto, pese a que su país es el mayor contaminante del planeta, responsable de una cuarta parte de las emisiones que contribuyen al efecto invernadero, se resiste a reconocer la urgencia del problema.

Esta noche la reina Isabell homenajea a los líderes del G-8 con una cena de gala, que se está celebrando en Gleneagles, donde cientos de manifestantes se han enfrentado a la Policía e, incluso, han intantado asaltar el lujoso hotel donde tiene lugar la cumbre.

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