Manuel Gutiérrez Aragón: "La derecha generó hostilidad hacia el cine español"

  • Dirige 'Todos estamos invitados', sobre los amenazados por ETA.
  • La protagonizan Óscar Jaenada, José Coronado y Vanessa Incontrada.
  • La película se estrena este viernes.
Manuel Gutiérrez Aragón y Vanessa Incontrada, director y protagonista de 'Todos estamos invitados'.
Manuel Gutiérrez Aragón y Vanessa Incontrada, director y protagonista de 'Todos estamos invitados'.
EFE
Manuel Gutiérrez Aragón y Vanessa Incontrada, director y protagonista de 'Todos estamos invitados'.
La noche más hermosa y guionista de la legendaria
Furtivos, presenta este viernes
Todos estamos invitados, sobre los amenazados por ETA y la situación social del País Vasco. Presentada en el
Festival de Cine de Málaga, la película está protagonizada por
En Euskadi se vive como en el franquismo, bajo el 'si no te metes no te pasará nada'"
¿Por qué hacer una película sobre los amenazados por ETA?

Tras muchas visitas a San Sebastián, me acostumbré a estar con amigos que necesitaban escolta, hasta que me di cuenta de que no era normal sino algo que no debe aceptarse con tranquilidad. Estar amenazadado de muerte no sólo pone en peligro tu vida, sino que altera toda tu existencia, lo que afecta a tu trabajo, a tus amistades y a tu vida en pareja. No son héroes, sino gente normal que, en la mayoría de los casos, siente miedo. Así es el personaje de Coronado. Así vivíamos en el franquismo, bajo esa losa del "si no te metes, no te pasará nada".
¿La película es un drama, un thriller, tiene algo de documental?

El primer objetivo era entretener; el segundo, detallar una situación. Al empezar el rodaje decidí ´traicionar´ mi estilo, hacer algo menos metafórico y simbólico de lo habitual, pero ahora veo la película  más cercana de lo que pensaba. Tiene un aire de pesadilla que me parece muy interesante, y también muy realista.
¿Hubo problemas en el rodaje?

Ninguno, todo lo contrario. La gente estuvo muy hospitalaria, aunque es verdad que algunos técnicos y actores vascos no quisieron participar por motivos ideológicos. Después, una vez terminada, ha pasado el ´control de calidad vasco´: han alabado el tratamiento y la ven muy 'creíble'.
¿Por qué Coronado, Jaenada e Incontrada como actores protagonistas?

Es más difícil hacer de fontanero, de persona ´normal´, que de Hamlet, pero sabía que Coronado podría hacer bien las dos cosas. Su personaje no es fácil: está lleno de miedos, de impotencia, de dudas... Es muy poco agradecido. La presencia de Jaenada nació con la película: escribí el guión pensando en él, tenía muchas ganas de dirigirle y, encima, habla bien el euskera. Para el papel de Vanessa quería una extranjera que mostrara la extrañeza que produce una situación como la del País Vasco, a la que los españoles nos hemos ido acostumbrando.
¿Cómo se escribe el personaje de un etarra?

En realidad, sólo es etarra durante los primeros minutos: después es un ser humano amnésico que busca su identidad. El personaje más abertzale, más radical, es el de su compañera de armas. Tuve que manejar diversas informaciones, y elegí el rencor, la venganza, para justificar el terrorismo de estos chicos. Ellos lo tienen claro: ´todo´ lo empezó el Gobierno español, permitiendo el maltrato en las cárceles vascas durante los tiempos de Franco.
No creo que el cine arregle nada: como mucho, la gente se entera de cosas que no sabe"
La película plantea el problema, pero no aporta soluciones...

No creo que el cine sirva para arreglar nada: como mucho, la gente se enterará de cosas que quizá no sepa. Circula mucha información sobre ETA, pero muy poca sobre lo que están viviendo los amenazados. En Euskadi sigue siendo ´de noche´, y personalmente creo que el final, digan lo que digan, pasa por el diálogo, una palabra que los políticos han pervertido. Lo que hacen algunos políticos es repugnante, demonizando términos como ´diálogo´ o ´negociación´.
¿Por qué ese final tan abierto?

Tuve que pelear por mantenerlo porque los productores querían que se supiese más, que la película continuase. Pero creo que ese final expresa algo fundamental: cuando suena una puerta en Euskadi cualquiera puede estar al otro lado. El lechero, el vecino, la policía o un etarra. El miedo está al otro lado.
Existe, entre los espectadores, cierta ´fobia´ hacia el cine español por sus posiciones políticas.

Es cierto, pero creo que viene del tajante rechazo a la guerra de Irak. Ahi hubo un posicionamiento claro que los medios afines a la derecha aprovecharon para contratacar, generando una hostilidad que antes no existía. Ha habido momentos difíciles, pero creo que la situación empieza a cambiar tras haber tocado fondo, probablemente porque el reconocimiento exterior demuestra que no hacemos las cosas tan mal. En el extranjero valoran a nuestros directores, se rifan a nuestros actores y, en los últimos tiempos, hasta nos están dando Oscars.
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