Según los datos del experto en tabaquismo de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y responsable del equipo especializado del hospital General de Valencia, Javier Mataix, este 10% estaría dispuesto a abandonar el tabaco en menos de 30 días. «Debemos captar a estos pacientes, generalmente mayores que empiezan a tener problemas de salud, para que eliminen sus temores y conozcan los beneficios que pueden obtener», explica.

El otro lado de la balanza lo forma un 30% de fumadores, la mayor parte jóvenes, que no desea dejarlo, pues ni siquiera se lo plantea, y un 60% restante que Mataix denomina contemplativos. «Lo piensan a veces, son personas de mediana edad que llevan décadas enganchados, pero al final nunca lo hacen».

Los casos más extremos, como embarazadas que deben dejarlo de golpe o enfermos cardiacos, son derivados a unidades especializadas donde se les aplican tratamientos más severos por la urgencia de su cuadro clínico.

Cóctel de voluntad y fármacos

Un tratamiento convencional de deshabituación tabáquica debe combinar mentalización y ayuda médica. El galeno enseña a vivir sin tabaco al paciente antes de dejarlo, para lo que fijan un día de abandono. Aprendidas estas habilidades para combatir el deseo en varias visitas, llegará la hora de plantear un tratamiento farmacológico efectivo.

Las pastillas, según los expertos, duplican las posibilidades de tener éxito para dejar el tabaco y disminuyen los síntomas. Las tomarán dos o tres meses, en los que se vigilará el peso, si hay abstinencia... Si cumple un año sin probarlo, enhorabuena. Ya es usted un ex fumador.