El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol lamentó ayer en la reunion de la dirección de su partido, Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC), que Catalunya no haya tenido en las últimas elecciones la "reacción" como país que el esperaba ante los "engaños" del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pujol, que pidió el voto para CiU con el fin de castigar electoralmente a los dos grandes partidos nacionales -PP y PSOE-, reconoció que los resultados del 9 de marzo no son la respuesta que él reclamaba, según explicaron diferentes fuentes presentes en la reunión.
El propio secretario general de CDC, Artur Mas, ha admitido después de la reunión que a CiU "le cuesta crecer" electoralmente y ha hecho un llamamiento al conjunto del nacionalismo catalán que converja en su proyecto de "casa grande del catalanismo" para evitar que se imponga la alternativa socialista.
Insatisfacción
La insatisfacción por los resultados electorales fue la tónica de la reunió del comité ejecutivo donde una docena de dirigente reconoció que los 10 diputados conseguidos por la candidatura encabezada por Josep Antoni Duran i Lleida no pueden considerarse un éxito.
Después de que algunos dirigentes de CDC como Felip Puig, Lluis Recoder o las juventudes del partido hayan hecho una lectura crítica de los resultados obtenidos en los últimos días, la mayoria de miembros de la ejecutiva convergente han coincidido con ellos aunque sin caer en la flagelación, teniendo en cuenta que la coalición nacionalista ha resistido a pesar de la bipolarización de los votos.
Según la ex consellera Carme Laura Gil, la situación de emergencia en la que se encuentra el nacionalismo obliga a que los líderes de CiU asuman riesgos en su discurso y estén "dispuestos a sacrificarse" por el bien del proyecto.
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