Miguel de Santos Fuentetaja, experto en imagen y estilo de vida, analizó para 20 minutos, la vestimenta y los gestos de Zapatero y Rajoy durante el segundo debate electoral:
El traje elegido por ambos fue azul en diferentes tonos, un color que transmite confianza y sienta bien a los hombres; el de Zapatero más oscuro, más entallado y con pantalón estrecho, con un corte más moderno; el de Rajoy más clásico, más ancho, con líneas rectas, más estándar.
Las corbatas diferentes; mientras Rajoy repite color y corbata (la de la suerte), Zapatero eligió una más moderna, con rayas azules y blancas. El nudo de la corbata era más estrecho en Rajoy, y le apretaba la camisa, por lo que le da un gesto más incómodo. El nudo de Zapatero era más elegante y le confería comodidad. En ambos casos, camisas azul claro y zapatos negros; con más punta y actuales los de Zapatero y clásicos los de Rajoy.
La fisonomía de uno y de otro juega a favor y en contra; mientras Zapatero ofreció una cara limpia, afeitada y con ojos claros (más cercanos), Rajoy ha de luchar contra dos factores barrera que le alejan de las cámaras: las gafas y la barba; y un corte de pelo tardo-hippy más largo en la nuca que no es nada de su estilo. En contra de Zapatero, unos pelillos rebeldes del entrecejo que no le favorecen y le hacen más agresivo.
Otra cosa que llamó la atención fue el comportamiento de uno y de otro mientras hablaba su interlocutor. Rajoy no miraba y se dedicó a hacer ruido con los papeles dejando ver un bolígrafo azul chillón que le restó seriedad, mientras Zapatero escuchó con atención.
La mirada es otro factor que denota el estado de ánimo: Rajoy apoyó la contundencia de sus argumentos con unos ojos excesivamente abiertos, lo que demostró concentración, firmeza y beligerancia; mientras Zapatero se mostró más relajado, afable y moderado, lo que seguramente le restó contundencia.
La voz y los gestos de la boca también dan información sobre los candidatos. Rajoy no modula la voz y hace un gesto con la boca, que repite sistemáticamente, en el que la lengua seca está muy presente, que le quita credibilidad. Zapatero en cambio juega con cambios de tono y modulación, lo que junto a una voz más grave le confiere más atractivo.
Otro gesto a comentar es cómo se fue descomponiendo la imagen de uno y de otro a lo largo del debate: mientras Zapatero mantuvo chaqueta, camisa y corbata en su sitio y sin arrugas en todo momento, Rajoy tenía la corbata fuera del eje central, y la camisa y la chaqueta con arrugas ya desde el principio.
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