Buñuel contagia a la Berlinale la "fiebre" del surrealismo

  • Éxito rotundo de público en el ciclo dedicado a Buñuel.
  • Teatro, fotografía y toda clase de soportes rememoran en Berlín el genio de este cineasta aragonés.
  • Su hijo, el también director, Juan Luis Buñuel, presenta mañana un documental en memoria de su padre.
Imagen de 'Un perro andaluz', de Buñuel.
Imagen de 'Un perro andaluz', de Buñuel.
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Imagen de 'Un perro andaluz', de Buñuel.
El genio del director español Luis Buñuel ha sumido a la
Berlinale en una "fiebre" del surrealismo que se contagia en los escenarios emblemáticos de Berlín, como el teatro Volksbühne, los cines Zeughaus o la Cinemateca Alemana, encauzadores del fervor del público.

La amplia retrospectiva organizada por el festival para honrar la figura del pionero aragonés ha tomado escenarios y cines comerciales de la ciudad, convirtiéndose en la más exhaustiva de las dedicadas a este renovador del séptimo arte, con cuarenta títulos de todas sus épocas.

Como director, productor, ayudante de producción y guionista, el estilo omnipresente de Buñuel embriaga algunos de sus trabajos más célebres como El ángel exterminador (1962), Ese oscuro objeto de deseo (1977) y El discreto encanto de la burguesía (1972), por la que obtuvo su único Oscar, a la mejor película extranjera.

El escenario de la Volksbühne vivió uno de los momentos álgidos de la retrospectiva, que repasa las fases española, mexicana y francesa, con un palco abarrotado, durante el primer pase de uno de los máximos exponentes del surrealismo, Un perro andaluz, ambientada con música en directo.

El público se estremeció ante la legendaria escena en la que la cuchilla rebana el ojo de una mujer, que volverá a exhibirse, de nuevo en el Volksbühne, el próximo domingo, día del espectador, esta vez aderezada con la música experimental de los españoles Grup Instrumental BCN216 en tres pases consecutivos.

La muerte, el sexo y la represión de la iglesia, simbolizados en la cinta por unos sacerdotes que impiden al protagonista poseer a su amada, conviven en la cinta con los recurrentes insectos en la filmografía de Buñuel, es este caso hormigas, un apego heredado de sus estudios de entomología en Madrid.

Buñuel desde todas las ópticas

La retrospectiva incluye a su vez cintas de Jean Epstein como Mauprat (1926), primera incursión del español como ayudante de dirección, o La caída de la casa Usher (1928), que compartió escenario con "Un perro andaluz" en la Volksbühne.

Productor de cintas como Don Quintín el amargao (1935), La hija de Juan Simón (1935) o ¿Quién me quiere a mí? (1936) con la compañía Filmófono, el genio del maestro aragonés impregna incluso una exposición del Instituto Cervantes, dedicada a la trayectoria de su fiel colaborador, el camarógrafo mexicano Gabriel Figueroa.

Universo Figueroa repasa la carrera del director de fotografía, que trabajó con directores de la talla de John Houston y John Ford y aportó su talento a algunas de las obras más célebres de Buñuel, como El Ángel Exterminador, Él (1952), Nazarín (1958) y Los olvidados (1950), que también exhibe la Berlinale.

El hijo del maestro, el también cineasta Juan Luis Buñuel, y Jean-Claude Carrière, guionista y uno de sus más cercanos colaboradores, presentarán esta semana, en el marco de la Berlinale, el documental El último guión. Buñuel en la memoria. El filme, que recorre algunos de los lugares más representativos en la biografía de Buñuel, desde España a Francia, México y Estados Unidos, incluye entrevistas con el director y con algunos de sus colegas.

El documental, que se proyectará el jueves, ha sido realizado con ocasión del veinticinco aniversario de la muerte del cineasta, en julio de 1983, y tendrá su plataforma internacional en el festival berlinés, que concluye el próximo domingo.

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