"La única diferencia con una sesión normal es que, por consejo de las autoridades veterinarias, el volumen de la película es más bajo para no lastimar a los animales", explicó uno de los responsables del cine.
Thomas Feldinger, de 24 años, que ya ha asistido a uno de los días del perro junto con su labrador Hanjo, aseguró que "es una gran idea. Hanjo adora ver la película al igual que el resto de perros", según publica el Daily Mirror.
"Pensé que iban a hacer ruido o ponerse a ladrar, pero una vez que comenzó la película, todos se quedaron sentados en sus mantas", agregó.
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