La mujer, de 59 años, estuvo retenida durante cuatro horas y, tras forcejear con su ex compañero, se refugió en una finca colindante.
A su llegada, los agentes descubrieron a la mujer en el exterior de la vivienda (que había sido quemada) y en el interior el cuerpo del hombre, que se había suicidado de un disparo en la cabeza y portaba una pistola en la mano.
Según la Subdelegación del Gobierno, el fallecido (R. C. G., de 64 años) utilizó una pistola ilegal, «probablemente adquirida en Portugal», según el subdelegado Delfín Fernández.
La mujer no sufrió daños y pudo prestar declaración a la Guardia Civil. Mientras, el cuerpo del hombre fue trasladado a Vigo para practicarle la autopsia.
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