Amy Fitspatrick, la joven de 15 años que desapareció el 1 de enero cuando salía de la casa de una amiga rumbo a su casa en Mijas, no estaba a gusto en Málaga y quería volver a Irlanda, confesó la madre de la menor con la que Amy estuvo por última vez. Sin embargo, el hecho de que no llevara móvil ni dinero hace pensar a la investigación que no había decidido irse lejos.

Pero hasta ahora no hay un solo rastro del paradero de la menor irlandesa, que llevaba cinco años viviendo en la urbanización Riviera Sol en la Cala de Mijas junto a su madre, hermano y padrastro. Un dispositivo de 200 agentes de la Guardia Civil y Policía Local, miembros de Protección Civil y perros rastrearán hoy, desde las 9 horas, otros seis kilómetros alrededor de la urbanización de donde salió la noche de su desaparición y de su casa. La batida llegará a la Sierra de Mijas, aunque la búsqueda se ha restringido a personal especializado para preservar posibles indicios.

El padre de la chica pidió ayer colaboración en la prensa irlandesa para recabar pistas que ayuden a hallar a su hija. A ella le dijo: «Si no quieres estar en España, podemos organizar todo para que te quedes con nosotros».

Similitudes con otros casos

Jóvenes con menos de 20 años y guapas, que habían nacido o vivido fuera de España y que fueron asaltadas en zonas deshabitadas, son los rasgos que tienen en común el caso de Amy con los de Rocío Wanninkhof (1999) y Sonia Carabantes (2003) y que hacen temer a su familia «lo peor». Además, según La Opinión de Málaga, hace seis meses un hombre con una furgoneta trató de raptar a una niña de ocho años en la misma urbanización de Amy.