Bruselas ha investigado el posible impacto de la fusión en el mercado europeo en general y en el francés en particular, dado que las dos marcas son fabricantes de peso en el sector de la automoción.
También ha examinado los posibles solapamientos de las marcas en la venta al por mayor y al por menor de vehículos particulares y utilitarios, pero ha concluido que las partes de mercado que combinan son "relativamente bajos" en todos los sectores afectados.
La sociedad resultante de la fusión, ha añadido el Ejecutivo comunitario en su evaluación, seguirá encontrando una competencia de peso en constructores como Renault, Volkswagen, Daimler, Ford, Fiat y varias marcas asiáticas.
Tampoco ha encontrado problemas en lo que se refiere a los canales de distribución al por mayor y al por menor, dado que tanto Opel como PSA tienen ya distintos canales y existen otros distribuidores importantes y de peso.
La operación fue notificada a la Comisión Europea el pasado 30 de mayo.
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