Un testigo asegura que Escribá consiguió que su hermana viviera dos años más con "calidad de vida excelente"

  • PALMA DE MALLORCA, 14 (EUROPA PRESS)
Minerval
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EUROPA PRESS
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El primero de los testigos propuestos por la defensa del profesor de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Pablo Vicente Escribá ha asegurado ante el juez que la sustancia en la que investigaba el profesor -el principio activo del Minerval- provocó una mejora en la salud de su hermana, enferma de cáncer, y consiguió que viviera dos años y medio más con "una calidad de vida excelente".

Según ha explicado el testigo a los medios tras declarar ante el juez, el tratamiento hizo desaparecer las metástasis cerebrales de su hermana y reducir al 50 por ciento el cáncer de pulmón.

El testigo también ha precisado que hizo un donativo de unos 2.000 euros a la Fundación Marathon, voluntariamente, para colaborar con la investigación porque lo veía como un deber "moral". Por ello, considera que las acusaciones contra Escribá "no se las cree nadie".

HACE 16 AÑOS

Los médicos diagnosticaron a la hermana del testigo un cáncer terminal de pulmón con metástasis cerebrales hace 16 años. Tras consultar "por hospitales de todo el mundo", el doctor Escribá dio a la familia "referencias" en dos centros de Estados Unidos -en Houston y Nueva York- en los que él había estado.

Sin embargo, según el testigo, los tratamientos que les ofrecieron en EEUU eran muy similares a los de la sanidad pública en España pero tenían un elevado coste, además de lo que supondría económicamente desplazarse continuamente hasta el continente americano.

Dado que el testigo es un biólogo compañero de Escribá, conocía sus investigaciones sobre el cáncer. Por ello, le preguntó si conocía alguna sustancia "que pudiera tener alguna posibilidad" de mejorar la situación de su hermana.

Escribá les proporcionó "un contacto en EEUU con una empresa que fabricaba un ácido graso" que se halla en la naturaleza, grasas vegetales y en el sistema nervioso humano y de otros mamíferos, "sin toxicidad".

La familia estaba dispuesta a comprarla en EEUU pero a su hermana le quedaban "meses de vida" y el tiempo de entrega era demasiado largo.

ESCRIBÁ LE PROPORCIONÓ LA SUSTANCIA CON LA QUE INVESTIGABA

Ante esta situación, el testigo admite que volvió a "presionar" a Escribá para pedirle que le proporcionara parte de la sustancia que utilizaba en sus investigaciones. Finalmente, consiguió que les diera cantidades para dos ciclos de tratamiento. El testigo fue quien calculó personalmente las dosis en función del peso de su hermana. "Cuando estás desesperado, ya vas así", ha explicado.

En aquel momento su hermana recibía tratamiento paliativo porque los médicos no esperaban que tuviera curación; sin embargo, tras el tratamiento proporcionado por Escribá "mejoró muchísimo". Tras esto, los médicos "vieron que valía la pena luchar por esta paciente" y recibió quimioterapia y radioterapia.

Así, consiguieron que viviera "dos años y medio más" con "una calidad de vida excelente". Finalmente, la paciente falleció por un edema pulmonar.

"NO NOS COBRARON NADA"

El testigo ha declarado que Escribá no les cobró nada pero que quisieron contribuir a través de la Fundación "con una cantidad simbólica" teniendo en cuenta el precio de la sustancia -según ha indicado, el kilo valía 25.000 dólares en EEUU-.

Así, la familia aportó entre 2.000 y 2.500 euros a la Fundación Marathon. El testigo ha defendido que no recibió ningún tipo de instrucción ni presión para donar, y que lo hizo libremente puesto que a su hermana "ya la habían tratado" y "moralmente tenía que hacer algo".

Tras el estallido del caso con la detención del profesor, el testigo ha admitido que ahora se arrepiente "de haber presionado a Escribá" para que le proporcionara la sustancia.

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