BIO Nacido en Palma de Mallorca en 1979, este joven actor tiene dos grandes aficiones, escribir y viajar, pero su sueño es dirigir.

Curtido sobre todo en la televisión, Alejo Sauras asegura que no para de recibir ofertas, pero también señala, con humildad, que está empezando y que ha de aprender. Ahora presenta el thriller La habitación de Fermat, que se estrena el viernes.

¿Cómo entró en la película?

Fue uno de los primeros guiones de cine que me ofrecieron hace algunos años. No se rodó entonces, pero se han vuelto a acordar de mí.

¿Qué le pidieron los directores para su personaje?

Intentamos crearlo desde cero, nada parecido a lo que hubiese hecho antes.

¿Y cuál es el resultado?

Es difícil valorarlo. Creo que podría mejorarlo. Pero prefiero no obsesionarme: no lo paso bien viéndome. No disfruto, sólo me analizo.

En la cinta, Federico Luppi, Lluís Homar... ¡Todo un lujo!

Estaba muy expectante, pero la incertidumbre desapareció en el acto. Me ayudaron muchísimo, tanto profesional como moralmente.

¿Fue un rodaje muy duro?

Nos hemos dejado la vida, pero aguantamos porque pensábamos que valía la pena.

Después de esa tortura, ¿qué hizo?

Al terminar el rodaje, en Barcelona, me fui a Madrid, a acabar Los Serrano, y después a Comillas (Cantabria), a rodar otra película. Así han sido estos tres años, sin parar.

¿Cómo explica tener tanto trabajo?

Es cumplir un sueño y en muy poco tiempo. Soy feliz, estoy recorriendo el camino que quería.

¿En qué puede mejorar?

Me queda todo por hacer; solamente pido poder seguir intentándolo.

¿Cómo es su vida personal?

¡No tengo tiempo para tenerla! El poco del que dispongo es para mi familia y amigos.

Con tantas admiradoras... ¿puede salir a la calle?

A los veinte años me daba mucha vergüenza, pero lo llevo mejor porque me tratan muy bien. La gente te felicita y valora tu trabajo. Ahora sólo intento devolver ese cariño.