Son muchos, y muy variados, los datos que alertan de la desaceleración del mercado inmobiliario. El último de ellos: la subida del precio de la vivienda de un 5,3% en los 12 últimos meses. Un incremento muy alejado de las subidas del 17,4%, 12,6% y 9,7% de los 3 años anteriores, según datos del Ministerio de Vivienda.

Ante este panorama, las empresas del sector están pisando el acelerador de la flexibilización y ofrecen nuevos productos para hacer atractivas sus viviendas. "La gente sigue queriendo comprar casa. Lo que ha cambiado es el contexto: ahora es el comprador quien puede negociar las condiciones", dice Laura Argenté, directora comercial de Habitat Inmobiliaria.

Qué ofrecen

Bonificaciones.- Algunas promotoras bonifican los adelantos de capital con la devolución de una parte de la cantidad abonada, que puede llegar hasta el 15%.

Plazos.- Los plazos para escriturar se alargan en algunos casos hasta los 12 meses para garantizar al comprador el tiempo suficiente para gestionar, si lo necesita, la venta de su vivienda anterior.

Compra inversa.- En el caso de que el cliente no consiguiera vender en ese año su antigua casa, ya son varias las constructoras que se comprometen a comprársela.

Rentabilidad.- Algunas empresas ofrecen a los inversores la posibilidad de alquilar el inmueble, lo que les garantiza una rentabilidad del 4% anual durante 18 meses.

Alquiler y compra.- La fórmula de alquiler con derecho a compra permite arrendar una vivienda y decidir –en un plazo máximo de 5 años– si le interesa comprarla, con un descuento de gran parte de lo abonado hasta entonces.

Servicios.- Muchas firmas ya ofrecen servicios asociados, como asesoría jurídica o notario, por el mismo precio de adquisición del piso.

Los bancos también se apuntan

No sólo las promotoras están lanzando nuevos productos al mercado. Las entidades bancarias también se han apuntado a esta tendencia y ya ofrecen hipotecas con condiciones más atractivas, como la financiación del 100% del valor de tasación de la vivienda o préstamos con una duración de 50 años. Los diferenciales –el porcentaje que los bancos añaden al índice de referencia para calcular los intereses de la hipoteca– y las comisiones se han reducido considerablemente hasta desaparecer en algunos casos. Mientras, los periodos de carencia, en los que no se pagan los intereses del préstamo, se han alargado.