La orquesta más valiente del mundo sigue viva en Irak desde 1959

  • Cuando la Orquesta Sinfónica Nacional de Irak da un concierto en Bagdag, sus miembros prefieren que se entere del acontecimiento la menor cantidad de gente posible.
  • Sus 60 miembros constituyen una representación transversal étnica y religiosa de la sociedad iraquí.
Foto: Reuters.
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Cuando la Orquesta Sinfónica Nacional de Irak (OSNI) ofrece un concierto en Bagdad, a los organizadores no les gusta publicitarlo. De hecho, preferirían que se enterara la menor cantidad de gente posible. Les presentamos a la orquesta más valiente del mundo.

La OSNI, fundada en 1959, ha sobrevivido a décadas de guerra, a sanciones internacionales, al abandono del Gobierno y a la despiadada violencia sectaria que ha causado la muerte a decenas de miles de iraquíes y forzado a millones a huir para salvar sus vidas.

También sufrió saqueos en su biblioteca musical y en el depósito de instrumentos tras la invasión encabezada por Estados Unidos para derrocar a Sadam Husein en 2003, y una de sus principales salas de conciertos fue destruida por misiles estadounidenses.

Algunos integrantes han sido secuestrados o asesinados en medio de la violencia sectaria, otros han recibido amenazas de muerte y 29 de ellos se han unido a los más de dos millones de personas que abandonaron Irak.

Mezcla de culturas y religiones

Pero en medio de la discordia, la orquesta busca la armonía. Sus 60 miembros constituyen una representación transversal étnica y religiosa de la sociedad iraquí: chiítas, sunitas, cristianos, kurdos y turcos. Se ven a sí mismos como una gran familia de sobrevivientes. De modo que fue con orgullo como la orquesta emprendió el Danubio Azul de Johann Strauss para dar comienzo al primer concierto de su nueva temporada, celebrado un martes por la tarde para un público invitado en un club social del distrito de Mansour, al oeste de Bagdad.

Antes de la invasión encabezada por Estados Unidos, la OSNI promocionaba sus conciertos en los medios, especialmente en televisión. Ahora esto ocurre de boca en boca, y los organizadores llaman por teléfono a una lista de socios o colocan pósteres en colegios de música. "No podemos hacer difusión ahora porque cualquier reunión puede ser un blanco para operaciones terroristas", dijo Izzat.

"Por motivos de seguridad"

A los invitados al concierto en el club social de Mansour se les dice que estén allí al mediodía "por motivos de seguridad". No se anuncia el horario del evento porque tanto los músicos como los invitados deben pasar por los puestos de control de policía y Ejército.

Cuando el concierto comienza, dos horas más tarde, el recinto que puede albergar hasta 500 personas está casi lleno. El público está compuesto por amigos y parientes de los músicos y socios del club que pagan hasta 10.000 dinares iraquíes (5,52 euros) para entrar.

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