El ´Déjà vu' de los nuevos autores

  • Las subvenciones, la distribución y el estereotipado cine español vuelven a central el debate.
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Los nuevos directores posan antes de la mesa redonda.
Los nuevos directores posan antes de la mesa redonda.
ICAL
Los nuevos directores posan antes de la mesa redonda.

"No hemos venido aquí a llorar", dijo uno de los hermanos Ulloa, "pero hemos tardado bien poco en hacerlo", replicó el otro.

Una situación que resume el estado anímico de aquellos que se adentran en una aventura tan gorda como es rodar un largometraje. Cualquiera que haya estado en las mesas redondas de los nuevos autores en otras ediciones de la Seminci podría cerrar los ojos y creer que se ha teletransportado al pasado, o tener la sensación extraña de haber vivido antes esa misma situación. Un deja vu cinematográfico.

Si hay tasas por traer un coche americano, por qué no con el cine.
Hacer una primera película es una de esas "imporbabilidades estadísticas que muy pocos consiguen", según define Rodrigo Cortés (Concurso). A unos les resulta más fácil, "somos unos privilegiados que
hemos tenido lo que necesitábamos, incluida financiación y subvenciones", reconocía Tristán Ulloa, (Pudor).

Otros, como Antonio González-Vigil (Naranjo en Flor) han tenido que "hipotecar su casa y la de algún familiar", porque han presentado el proyecto a comunidades autónomas, ministerios y televisiones, con el no siempre por respuesta. Algo parecido a lo que han vivido Maitena Muruzábal y Candela Figueira, ( Nevando voy), "con cuatro duros, pidiendo ayuda a conocidos y fabricando nosotras los travelling con tubos y cosas así", reconocieron. ¡Qué duros son todos los comienzos!.

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