La investigación se inició a raíz de una denuncia presentada en la Guardia Civil por una persona que aseguraba haber sido víctima de una posible estafa ya que, sin su conocimiento ni autorización, habían utilizado su tarjeta bancaria para retirar diversas cantidades de dinero de su cuenta, por un importe total de 1.870 euros.
A raíz de las indagaciones, la Guardia Civil constató que todos los reintegros, que comenzaron a realizarse el mes de noviembre, se habían llevado a cabo en el mismo cajero. Además, las cantidades en la mayoría de los casos eran muy pequeñas, posiblemente para evitar llamar la atención del titular.
Estas circunstancias hicieron descartar desde un principio la posible clonación de la tarjeta y ayudaron a establecer la hipótesis de que el autor era una persona del entorno social o familiar de la víctima, que habría tenido acceso a la tarjeta y a su número de seguridad, al tiempo que gozaba de la posibilidad de utilizarla aleatoriamente y devolverla al mismo lugar sin levantar sospechas.
Esta línea de investigación concluyó con la identificación del supuesto autor. Se trata de un hombre de 39 años que solía realizar trabajos domésticos y de mantenimiento en la casa de la víctima.
Esta persona, además de frecuentar la casa, conocía donde se guardaba la tarjeta y su código de seguridad, porque en una ocasión, estando el titular enfermo y con dificultades para salir a la calle, se lo había facilitado para que le fuese a retirar dinero al banco.
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