Exponen en Francia el censo social de Polonia y los polacos de la fotógrafa jubilada Zofia Rydet

  • El Jeu de Paume muestra por primera vez fuera de Polonia el trabajo sorprendente y dulce de una mujer que, a  los 67 años, quiso retratar todas las casas del país.
  • Dueña de una mercería, a partir de la jubilación en 1978 aspiró a entrar en hogares rurales y retratarlos con sus habitantes. No paró hastá morir a los 86 años..
  • Dejó un amplio archivo de 20.000 negativos. Afirmaba que las fotos le ayudaban a 'detener el tiempo y luchar contra el espectro de la muerte'.
  • Archivo en línea de todas las fotos de Zofia Rydet.
Mujer polaca ante la puerta de su casa retratadas por Zofia Rydet
Mujer polaca ante la puerta de su casa retratadas por Zofia Rydet
Zofia Rydet, from the series 'Women on Doorsteps' - Courtesy Foundation Zofia Rydet
Mujer polaca ante la puerta de su casa retratadas por Zofia Rydet

Uno de los grandes descubrimientos fotográficos de los últimos años sale por primera vez de Polonia y se expone en el museo francés Jeau de Paume, centro dedicado a la imagen y con especial querencia por los creadores situados fuera del foco de la fama. Zofia Rydet. Record, 1978-1990(Zofia Rydet. Archivo, 1978-1990) muestra el monumental, cándido y sugerente proyecto de una mujer jubilada que soñó con reunir en un solo archivo fotografías de todos los hogares polacos con sus moradores.

En 1978, ajena a las tendencias artísticas del momento —la fotografía polaca de la época era conceptualista y despreciaba el documentalismo puro—, sin ayuda ni subvenciones de nadie, superando las dificultades añadidas de ser mujer en un medio dominado por hombres y recién jubilada de una mercería con 67 años —había nacido en 1911 en el óblast de Ivano-Frankivsk, entonces parte de Ucrania y ahora de Polonia—, Rydet decidió que era el momento de iniciar el proyecto con el que siempre había soñado: entrar en todas las casas del país y retratar el interior, con sus habitantes, mobiliario y pertenencias.

A pie o en autobuses

Hasta los 86 años, cuando murió, había recorrido a pie o en autobuses un centenar de villas y aldeas remotas y bastante aisladas: prefería el medio rural, más variado, que la uniformidad urbana. Hizo casi 20.000 negativos de casas humildes pero aseadas, mínimas pero dignas, todas marcadas por la huella de los residentes, sus recuerdos, tapetes, fotos del Papa polaco Juan Pablo II y, claro, aparatos de televisión, el gran tesoro de la modernidad en el régimen tardocomunista. Rydet no imprimió en papel ninguna de las imágenes de lo que llamaba Zapis socjologiczny (en polaco, Archivo Sociológico), pero se sentía realizada.

Una amplia selección de las imágenes, que salieron a la luz en 2015 en el Museo de Arte Moderno de Varsovia después de un trabajo de impresión y catalogación de tres años, se exponen ahora, hasta el 28 de mayo de 2017, en la subsede del Jeu de Paume del Castillo de Tours. El contenido ha sido ampliado con respecto al debut en Polonia, porque la Zofia Rydet Foundation sigue trabajando en la digitalización, datado y clasificación de la colección —todas las imágenes pueden verse en línea—, ya que la fotógrafa nunca se molestó en hacer copias de las fotos: solo le importaba viajar de puerta en puerta para recolectar un mosaico que ensamblara a los polacos y los presentará desde un punto de vista cercano e íntimo.

Elementos decorativos similares

La idea del Archivo Sociológico surgió durante la visita accidental de Rydet, que tenía conocimientos académicos de fotografía desde joven pero nunca había tenido la oportunidad de pasar de la condición de aficionada y organizar algunas exposiciones humildes, a una fabrica de automóviles de Jelcz. Se sorprendió al comprobar cómo los trabajadores vivían en pequeñas dependencias, adaptadas como habitaciones dentro de la misma planta y la llamó la atención que los elementos decorativos eran similares en todos los cubículos, con paredes forradas con recortes de periódicos, fotografías de familiares, imágenes religiosas, carteles eróticos, paisajes...

Convencida de que los objetos e imágenes que poblaban los espacios privados definían a las personas que los habitaban y "revelaban su psicología y forma de ser" decidió emprender la misión de documentar las casas de los polacos. Se propuso iniciar una serie de retratos psicológicos, porque aquellos objetos "conectaban a las personas", eran "un reflejo de la sociedad, la civilización y la cultura" y, pese a la repetición de motivos, "nunca hay dos casas iguales, al igual que no hay dos personas iguales". Estaba entusiasmada. "¡Las cosas que vi! Niñas guapísimas e iconos religioso, fotos de músicos de jazz, trofeos de caza y rosarios... Cada persona marcaba su espacio. Así empezó todo", declararía más tarde en una entrevista.

Tocaba la puerta, saludaba y entraba

Tras la jubilación laboral, cuando al fin dispuso de tiempo para llevar a cabo la idea del archivo, la fotógrafa empezó su recorrido. La técnica era siempre la misma: "Tocaba la puerta, saludaba, daba la mano, entraba en la casa y la observaba con detalle. En cuanto veía algún objeto que me llamara la atención, pedía permiso para hacerle una foto para complacer al propietario. Así me ganaba la confianza de la gente".

Las fotos tienen un formato casi idéntico: retratos frontales de los residentes, habitualmente sentados en un sofá, en la cama o en sillas, e iluminados por la luz intensa y brutal del flash que usaba Rydet "para no dejar fuera ningún detalle". Se trata de tomas registrales que la fotógrafa clasificaba en categorías también descriptivas: casas, personas en interiores, profesiones, mujeres en puertas, objetos y decoración...

'Tradición de los atlas'

El registro sociológico, apuntan desde el museo francés, "abunda en contradicciones". Más que en "un ciclo de investigación o inventario", el proyecto está relacionado con la "tradición de los atlas y catálogos artísticos intuitivos" que escapan de las reglas de los inventarios académicos. Consciente de la imposibilidad de completar el trabajo y la documentación de todas las casas del país —en la década de 1980 Rydet amplió el marco geográfico del trabajo, con fotos tomadas en hogares de inmigrantes polacos residentes en Lituania, Francia, Alemania y los EE UU—, Rydet afrontó el "monumental proyecto" con "creciente celo e impaciencia".

Durante los últimos meses de vida —murió en 1997, a los 86 años—, Rydet no podía desplazarse y tuvo que detener la confección de su extraordinario y obsesivo archivo. Para compensar el síndrome, se dedicaba a recortar algunas fotos y componer marcos con delicados collages y recortes de revistas.

Cuando le preguntaron qué había sacado en claro de sus casi dos décadas haciendo un censo en imágenes de los interiores de las casas polacas, respondió: "La fotografía me ha dado la oportunidad de detener el tiempo y luchar contra el espectro de la muerte. La foto documental más simple se convierte en una gran verdad sobre el rostro humano. Mi trabajo es mi pelea contra la muerte, contra el paso del tiempo".

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