El alquiler ilegal de plazas de aparcamiento exclusivas para residentes es un fraude cada vez más extendido, pese a que está expresamente prohibido. De los casi 87.000 garajes que subvenciona el Ayuntamiento de Madrid para que los vecinos de la capital puedan tener aparcamiento a un precio asequible, aproximadamente el 30% es puesto en alquiler por sus adjudicatarios, según explicó el vicepresidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (Fravm), Manuel Osuna.

Esto supone que hay unas 26.000 plazas en alquiler de forma ilegal. Además, la falta de estacionamiento por los parquímetros está haciendo que esta picaresca vaya a más.

Los arrendatarios piden por cada plaza entre 125 y 150 euros. Esto supone un suculento negocio, ya que ellos, con la subvención, las consiguen a precios seis veces inferiores a los del mercado. Así, pueden comprar por 6.000 euros la concesión por 40 años de un garaje que vale 36.000 en el mercado libre, aunque el precio varía según la zona. En el Barrio de Las Letras, por ejemplo, la concesión de la plaza cuesta entre 18.000 y 24.000 euros.

El Ayuntamiento reconoce que este fenómeno "ocurre bastante" y defiende su control del fraude: "Estamos especialmente vigilantes". Pero los vecinos no lo creen así. "Hacen falta cámaras o guardias", reclama la asociación de vecinos de Malasaña. A pesar del elevado número de adjudicatarios de plazas de garaje para residentes que incumplen la norma, el Ayuntamiento de la capital sólo abrió en los seis primeros meses del año pasado 218 expedientes, según datos del delegado de Movilidad, Pedro Calvo.

No se esconden

Los adjudicatarios de las plazas para residentes no se esconden a la hora de ofrecer sus garajes. En las páginas web de Idealista y Segundamano aparecen varias de estas ofertas, según comprobó este diario. Los vecinos de Las Letras creen que la solución es aumentar la oferta de estacionamientos. "Se evitaría la especulación, porque aparcar sería más barato", dice el representante vecinal, Juan Carlos Mora.

Sonia y Laura. Adjudicataria e inquilina.

Sonia tiene una plaza para residente cerca de su edificio. Sin embargo, no es ella quien la utiliza. Se la ha alquilado a su amiga Laura por 50 euros. "Desconocía que estaba cometiendo un fraude –dice Sonia–, pero es difícil que te pillen, no hay forma de probarlo. Puedo decir que le he dejado la plaza por un momento". A Laura le viene muy bien el garaje de Sonia: "Ella me lo ofreció bastante barato y las dos nos beneficiamos". Las dos chicas conocen a "mucha gente que ofrece su plaza de residente, es muy común. No perjudicamos a nadie, es sólo una forma de defendernos de toda la zona azul que hay".