Baselitz recupera sus soldados harapientos porque es otra vez relevante el 'fracaso alemán'

  • 'Los héroes', una serie polémica de 1965 sobre la inhumanidad de la Alemania nazi, es recuperada por el artista posmoderno porque el tema 'vuelve a ser actual'.
  • Monumentales y figurativas, las obras representan a militares heridos, dolientes y andrajosos. 'No son tan malas y me duele que sean todavía relevantes', explica.
  • Una exposición de Baselitz en Estocolmo rescata los cuadros, una provocación contra un país que se regocijaba con la idea del 'milagro económico alemán'.
Soldado herido pintado por George Baselitz
Soldado herido pintado por George Baselitz
© Georg Baselitz 2016 - Photo: Archiv Sammlung Ströher
Soldado herido pintado por George Baselitz

El iconoclasta Georg Baselitz (1938), uno de los más conocidos artistas alemanes de la segunda mitad del siglo XX, ha decidido rescatar una serie que pintó en 1965 como provocación contra el regocijo de su país por el milagro económico posterior la II Guerra Mundial. El artista posmoderno, que suele ser incluido también entre los neoexpresionistas o nuevos salvajes, vuelve a exponer sus Helden (Héroes), una colección de óleos de gran tamaño —casi dos metros de alto— de militares heridos, dolientes y andrajosos.

Las pinturas monumentales y figurativas de los soldados harapientos y con una fragilidad que parece reclamar clemencia, se expondrán en el Moderna Musseet de Estocolmo (Suecia) entre el 11 de noviembre y el 19 de febrero de 2017. En unas declaraciones distribuidas por la pinacoteca pública de la capital nórdica, el artista combina el buen humor sardónica con una crítica directa a un tema, el dolor y el desarraigo causados por la violencia, que "vuelve a ser actual".

Cincuenta años sin verlas

Baselitz añade: "Me agrada volver a ver estas obras, la mayoría de las cuales no había vuelto a ver en casi cincuenta años. En realidad no son tan malas, pero me duele que vivamos en una época en la que son de nuevo relevantes". La serie sirve como comentario actualizado a los tiempos difíciles que atraviesa el país y el al fracaso alemán.

La exposición, centrada en una de las series de juventud de Baselitz —que tenía 27 años y ya había sido escandaloso con uno de sus primeros cuadros, Nackter Mann (Hombre desnudo, 1962), confiscado por la fiscalía por acusación de pornografía porque muestra a un protoadolescente masturbándose— permite recordar que el pintor de la abstracción pura comenzó apostando por una figuración cargada de expresividad.

Descender el orgullo patrio

Dominados por superficies brillantes cercanas al arte pop, Baselitz quiso que los héroes andrajosos removiesen la conciencia de sus compatriotas e hiciesen descender el nivel de orgullo patrio de un país que sólo unas décadas antes había colaborado, por activa o pasiva, con los genocidas del nazismo, responsables de millones de muertes y de la puesta en marcha de una maquinaria de la extinción por motivos raciales, sociales y políticos.

Partidario de situarse "fuera del tiempo" —como demostró al emparejar sus cuadros con obras de, entre otros, Rafael, Vermeer y Monet—, Baselitz firmó entre 1965 y 1966 una serie que pretendía "destacar escépticamente el fracaso". A pesar de la agresividad de la viva pincelada, los intensos colores y las composiciones frontales con gruesos contornos, las figuras de Héroes transmiten resignación y vulnerabilidad y hunden sus raíces en la fantasía del renacimiento económico tras la pesadilla hitleriana —cuando fueron los EE UU quienes inyectaron las ayudas para reactivar la industria alemana—.

'Muy directo, casi ilustrativo'

Las figuras masculinas que dominan el espacio de los cuadros —al fondo se adivinan paisajes abrasados por la guerra— tienen cierta relación con los héroes del realismo socialista soviético —Baselitz nació en una zona que pertenecería a la República Democrática Alemana, satélite de la URSS—, pero también son soldados heridos que desprenden sangre por las rasgaduras de los mellados uniformes. En la colección quiso emplear un método de representación "muy directo y casi ilustrativo", declaró entonces.

El museo destaca la "mirada escéptica sobre la historia y el fracaso" de Baselitz, a quien define como "uno de los artistas europeos más importantes de la posguerra", y recuerda sus problemas con las autoridades de la Alemania Comunista: fue calificado como "sociopoliticamente inmaduro" y expulsado de la escuela de arte en Berlín Oriental, donde "ganó la reputación de ser un extraño romántico".

Cambio de paso

Ya instalado en Occidente —huyó de la RDA en 1958— se desinteresó del realismo socialista y el minimalismo frío que mandaban en las escenas de ambos lados del Muro. Afirmaba que deseaba crear una nueva realidad porque era hijo de un tiempo donde todo tipo de orden había sido demolido. Desde entonces nunca se ha dejado constreñir por estilos o escuelas: en cuanto le parece que se encasilla, cambia de paso.

Las obras que se muestran en Estocolmo son "ambiguas y contradictorias", concluyen desde el museo. "Firmar esta serie después de la guerra fue una provocación para aquellos que querían olvidar el conflicto bélico y festejar el individualismo. Pero Baselitz pintó sobre la vulnerabilidad y el fracaso", dice Magnus af Petersens, coordinador de la exposición.

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