Vivir como un preso al menos por un día. Esa es la experiencia que el empresario Geronimos Dimitrelos quiere ofrecer a los turistas que visiten Vera Beach (Florida, Estados Unidos) y se alojen en "su cárcel", un antiguo correccional del condado de Indian River que fue clausurado por el estado en 2012 por falta de presupuesto y que ahora ha adquirido en una subasta pública por más de 175.000 dólares (cerca de 156.000 euros).

En sus inicios, la intención de este empresario con olfato para los negocios era otra bien distinta: utilizar ese terreno de más de 40 hectáreas en sede de su compañía, Algae to Omega, dedicada a la investigación científica de las algas para los mercados de la nutrición, la belleza y la salud.

Ahora, sin embargo, se plantea también el alquiler turístico en un recinto que cuenta con más de 17 edificios y con capacidad para albergar a unos 500 presos. Es más, fue su amigo Rob Goodman quien le dio la idea.

Pero antes de tirarse a la piscina y hacerse con el antiguo correcional, decidió publicar un anuncio a través de la web de alquiler temporal Airbnb para comprobar si a la gente le interesaba realmente alojarse en celdas y experimentar en primera persona cómo viven los reclusos por 100 dólares la noche.

La demanda, para su sorpresa, fue mucho mayor de la esperada y por ello se vieron obligados a retirar el anuncio, ya que la cárcel todavía no está preparada para acoger este tipo de experiencias.

Algunas zonas del correccional que albergó a jóvenes de entre 14 y 18 años, permanecen intactas. Aún hoy se conservan las camas, hechas de hierro, con la letrina y el lavamanos, y las duchas.

Los usuarios que en un futuro quieran hospedarse en ella, solo deberán llevar todo lo necesario para pasar una noche allí. Desde luego, unas vacaciones diferentes atractivas para todos esos seguidores de series carcelarias como Prison Break u Orange Is The New Black.