ETA respondió ayer a la detención el lunes en Francia de tres de sus miembros y de varios activistas de la kale borroka (todos del grupo francés Irrintzi) con la colocación de una bomba en la comisaría de la Ertzaintza en Zarautz, Guipúzcoa. Los explosivos, unos cinco kilos de amonal, estaban dentro de una olla que a su vez estaba en el interior de una mochila.

Afortunadamente no hubo heridos, pero sí cuantiosos daños materiales. La bomba tenía un temporizador preparado para que estallara a la 1.30 h de la madrugada. Probablemente los terroristas la dejaron caer al interior del recinto policial por encima del muro que rodea el centro.

La explosión causó importantes desperfectos, sobre todo en los garajes y vestuarios de la comisaría, así como rotura de cristales, persianas y puertas de varias viviendas cercanas.

En el lugar donde fue depositada la bomba, en el jardín  interior de la comisaría, junto al muro que la rodea, se puede ver un hoyo de un metro de diámetro. ETA no avisó de la colocación de la mochila, como suele hacerlo en muchas de sus acciones. Éste sería el cuarto atentado desde que la banda terrorista rompió la tregua el 5 de junio de este año.

Red de ‘legales’dss

El consejero vasco de Interior, Javier Balza, cree que la mochila bomba la colocó «una red de legales» (etarras no fichados) que permite a la banda «cometer atentados graves pero sencillos en cualquier punto del territorio». Tanto la Ertzaintza como la Guardia Civil sospechan que ETA tiene infraestructura, concretamente dos comandos, en el País Vasco y Navarra. Todos los grupos políticos vascos, excepto Batasuna y ANV, condenaron ayer el atentado.

La Ertzaintza ha identificado al etarra Arkaitz Goikoetxea (liberado, a sueldo) como integrante del comando que el 24 de agosto colocó un coche bomba en el cuartel de la Guardia Civil de Durango, donde no hubo heridos.

La Ertzaintza, en el punto de mira

La Ertzaintza ha estado en el punto de mira de la kale borroka y de ETA desde la ruptura de la tregua. Uno de los primeros actos de violencia se produjo el 7 de agosto, cuando el vehículo de un familiar de un ertzaina fue incendiado en Vitoria. Previamente, a finales de julio, aparecieron pancartas amenazadoras en Getxo reclamando el «asesinato» de agentes de la Policía vasca. Hace unos días, el 14 de septiembre, la Ertzaintza retiró un artefacto casero de los bajos de un vehículo particular de un agente en Andoain.